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Cambio climático impone un cambio en Guerrero

El cambio climático: la necesidad de un cambio profundo

Carlos Toledo Manzur, 13 de diciembre 2015

El día de hoy termina en París la Vigésimo Primera Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta conferencia es una cumbre que se realiza periódicamente para revisar la situación en la que se encuentra el grave proceso del cambio climático, dar seguimiento a los esfuerzos que los diferentes países están llevando a cabo para mitigarlo y renovar los compromisos nacionales para enfrentar este fenómeno global que amenaza la existencia misma de la humanidad.

Como es bien sabido, el planeta está sufriendo desde hace varias décadas un proceso de cambio climático que consiste en la elevación de la temperatura del planeta debido a la modificación en la composición de la atmósfera como producto de las actividades humanas. Este incremento de la temperatura es provocado por el incremento de los llamados gases de efecto invernadero (GEI) entre los que destaca el bióxido de carbono (CO2), producido por la quema del combustible fósil realizado por la actividad industrial y por los proceso de destrucción de los bosques y selvas, entre otros factores.

Los efectos de este cambio en el clima planetario amenazan drásticamente a los seres humanos ya que los científicos han previsto un incremento del nivel del mar provocado por el derretimiento de los hielos en los polos, la alteración de los patrones climáticos que incrementarán la presencia e intensidad de huracanes y el aumento de las sequías, entre otros graves impactos que ya estamos empezando a sufrir. El incremento en la presencia e intensidad del llamado “mar de fondo” y de las tormentas y huracanes son ya claramente signos de estos efectos.

Lo grave del asunto es que en los últimos años, a pesar de los esfuerzos realizados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de esta Convención de Cambio Climático, el nivel de las emisiones de GEI ha continuado incrementándose y por consiguiente su concentración en la atmósfera también sigue creciendo. Esto significa que a pesar de ser conscientes de la terrible amenaza que significa este fenómeno global para el futuro de la humanidad, no se han podido hacer realidad en la magnitud que se requiere, las medidas para reducirlo y evitarlo.

Aunque los principales países que contribuyen a la generación de los GEI han sido los desarrollados, principalmente Europa, Estados Unidos y Japón, por su temprana llegada a la etapa de industrialización y su elevado uso de combustibles fósiles, en los últimos años un conjunto de naciones de economías emergentes se han convertido también en importantes productores de esos gases, entre los que destaca China que se ha convertido en el mayor generador de emisiones del mundo, con el 24%. México no está dentro de las naciones que más contaminan, pero tiene una contribución que es ya significativa, del 1.6 %.

Por lo pronto la COP21 ha logrado la concertación entre los países de un nuevo acuerdo que mantiene el principio de responsabilidades diferenciadas y que significará sin duda un paso importante para avanzar en el proceso de enfrentar este peligroso fenómeno. Lo cierto es que las medidas que se requieren implican cambios radicales en los patrones de producción y consumo de las sociedades de la actualidad y eso es lo que se enfrenta a inercias e intereses difíciles de superar. El cambio climático exige a las sociedades realizar transformaciones estructurales profundas que si no se realizan se pondrá en riesgo la sobrevivencia misma de la especie humana.

En Guerrero desafortunadamente este tema no ha sido asumido cabalmente. Desde hace algunos años se cuenta con un pequeño avance en la formulación de la estrategia estatal de mitigación y adaptación al cambio climático, misma que permanece inconclusa. En las primeras estimaciones del inventario de emisiones de GEI en el estado destacan los procesos de deforestación e incendios forestales y el impacto de la termoeléctrica de Petacalco, como los dos aspectos de mayor contribución al fenómeno. La incorporación de los criterios ambientales al desarrollo del estado, entre los que debería destacar el combate del cambio climático, debería ser un eje fundamental de un proyecto de desarrollo que plantee con seriedad y consecuencia estas transformaciones profundas, principalmente en los sectores energético y de desarrollo rural. Sin embargo, por lo que se aprecia en las políticas públicas que se aplican actualmente la posibilidad de dicho cambio estructural aún está lejos siquiera de vislumbrarse.

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