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Formidable basura plástica

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Formidable basura plástica

Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Miércoles 19 de julio, 2017

Rodrigo Díaz Guzmán

El absurdo irreductible

Los plásticos han sido siempre inventos formidables: resisten al tiempo, calor, humedad, congelación; en fin, a cualquier cantidad de estímulos del ambiente. No se me ocurren mejores materiales para construir cosas que nos duren mucho tiempo. De veras mucho, siglos, quizá milenios. Pero tienen características (ductilidad, precio, accesibilidad) que hacen que resulte muy tentador utilizarlos para hacer objetos que sirvan y duren muy poco tiempo. Hacemos entonces materiales desechables.

Utilizamos volúmenes enormes de los materiales más durables del planeta (construidos además por nosotros), para fabricar los objetos menos durables del mundo. ¿Estoy equivocado al pensar que esto es un absurdo? O por lo menos, injustificable. Estamos llenando el mundo de trozos construidos por nosotros, que no queremos utilizar más, que son, entonces, genuinamente basura.

Los carniceros envuelven en plástico sus productos, los vegetales se venden empacados en plástico, el aceite para la cocina, o para los motores, el cloro para la limpieza, los productos de higiene temporal, todo, en fin, se envuelve en plásticos. Y todo – o casi todo – se tira donde quiera que sea. Entonces, serán las generaciones venideras quienes se ocupen de qué hacer con eso, donde no crece nada, donde nada se puede cultivar, que no alimenta a nadie, que sirve pues, para muy poca cosa.

Es cierto que se han desarrollado tecnologías importantes para reciclar plásticos una vez que han cumplido su función inicial (como el reciclaje del PET, por ejemplo). Pero parecemos no entender que sumar tecnología a una tecnología no sustentable, no genera sustentabilidad. Quizá, nos gane algo de tiempo, pero a la larga, sigue resultando no sustentable.

Ahora resulta que las empresas que fundan una parte de sus ganancias en la utilización de envases no retornables, “apoyan” a las comunidades rurales de Yucatán para que cuenten con infraestructura para captar agua de lluvia, y para que la utilicen en las actividades relacionadas con su vivienda. Al mismo tiempo, nos venden a todos –rurales y urbanos– agua envuelta en envases “reciclables”.

Así, mientras quienes vivimos en ambientes urbanos (y tenemos niveles de ingreso que lo permitan) compramos agua presumiblemente potable, envasada en plástico, los campesinos reciben como dádivas generosas inversiones en infraestructura y equipos para captar agua de lluvia, ya que no son objetivos de mercado. Además, sirve el asunto para deducir impuestos.

Mientras tanto, parece ser que nuestros hábitos de consumo seguirán siendo dominados por el mercado: consumiremos productos desechables, transportaremos nuestras compras cotidianas en bolsas que no sirven para nada más que para generar basura, compraremos aceite, gasolina, solventes, y líquidos para limpiar, envasados en plásticos “desechables”, que después tiraremos sin ton, ni son por playas, sascaberas y cenotes; pensaremos que los esfuerzos de “reciclaje” emprendidos por las mismas empresas que producen lo “reciclable” sirven para algo más que para favorecer sus intereses económicos. Algo anda mal.

Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/2017-07-19/Formidable-basura-plastica

Chetumal, Quintana Roo
roblesdeb1@hotmail.com

 

 

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