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Degradación oceánica de la biosfera

Debilitamiento antropogénico del soporte oceánico de la vida en la Tierra

GLOCALFILIA  ||  La Crónica de Hoy  ||  19 de mayo 2017

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¿Cómo se vislumbra el futuro previsible de los océanos? Mal, muy mal. Durante los últimos cien años hemos perdido alrededor del 90 por ciento de las existencias de peces marinos. Con datos a partir de 1950 observamos una disminución del 40 por ciento de la biomasa de fitoplancton. El escenario tendencial indica que continuará disminuyendo la biodiversidad marina. La situación es realmente crítica, aunque la mayor parte de la opinión pública mundial no parezca informada, menos preocupada, al respecto.

De acuerdo con dos de entre los grandes especialistas de pesquerías marinas, Boris Worm (Universidad de Doulhousie, Canadá) y Daniel Pauly (Universidad de Columbia Británica, Canadá), hacia el 2050 no habrá ya pesquerías marinas industrializadas, pues todas las grandes existencias se habrán agotado, o colapsado, en tanto que una de las mayores fuentes de vida marina, los corales, habrán asimismo prácticamente desaparecido. Es decir, los conocedores presagian un desastre ecológico marino, lo cual incrementa las amenazas (al lado del cambio climático, pérdida de biodiversidad terrestre y transgresión de otros umbrales planetarios) para la supervivencia humana. Si la biodiversidad de los océanos se reduce, nuestras capacidades de supervivencia disminuyen a la par.

Durante millones de años, la vida en los océanos ha constituido el pilar fundamental de la vida en nuestro planeta. La Tierra es, toda proporción guardada, como una gran nave espacial, una «Arca de Noé» espacial, que mantiene la vida que hay en ella gracias a un sistema de soporte. Los océanos constituyen la porción más importante de este sistema; proporcionan alimentos (no sólo para Homo sapiens), regulan la temperatura, controlan el clima y proveen la mayor parte (2/3) del oxígeno disponible en la atmósfera.

Como toda «nave», el planeta Tierra posee una «tripulación». Nosotros, Homo sapiens, no somos parte de esta tripulación, solamente somos «pasajeros». Pero resulta que nos damos al deporte de destruir, o asesinar, a la «tripulación»: al fitoplancton, que provee la mayor parte del oxígeno que respiramos; a las ballenas, las grandes «granjeras» de los océanos, que proveen los nutrientes para el fitoplancton (como el estiércol de los caballos para las granjas); y a infinidad de las múltiples y complejas interrelaciones entre especies, que renuevan sosteniblemente los ciclos de energía y materiales a través de las redes tróficas y posibilitan la existencia de poblaciones pescables.

Esta capacidad de influencia destructiva humana igualmente se desarrolla en los ecosistemas terrestres. Nuestros hábitos alimenticios, con altos contenidos cárnicos, implican destrucción de ecosistemas originales para convertirlos en pastizales, más utilización de otras grandes extensiones de tierras para producir los alimentos destinados a ganados, más utilización de inmensas cantidades de agua, más grandes emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación derivada por ganadería industrializada. En pocas palabras, estamos degradando y destruyendo la compleja maquinaria de soporte de la vida en el planeta. La situación es altamente preocupante.

Muchas de estas ideas provienen de una interesante entrevista de «Thinkerview» a Paul Watson, fundador y director de «Pastores marinos» (Sea Sheperd), realizada seis meses después de la COP21 de cambio climático, que dio lugar al «Acuerdo de París». Sus puntos de vista, sólidos como roca porque están muy bien informados, resultan espeluznantes. Según Watson, tanto en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), como en el Convenio de Diversidad Biológica (cuya COP13 tuvo lugar en Cancún, en diciembre 2016), los gobernantes del mundo asumen muchas buenas pretensiones pero no los grandes cambios indispensables, y urgentes, para detener, a tiempo, la degradación antropogénica de la maquinaria del soporte de la vida en nuestro planeta.

Sea Sheperd, gran protector de la vaquita marina del Golfo de California (próxima a extinción), se cuenta entre las organizaciones civiles que real y genuinamente luchan a favor del mantenimiento de la integridad de los ecosistemas marinos (nada que ver con edulcorados como Greenpeace). Estimados lectores defensores ambientales, no pueden no conocer www.facebook.com/Sea-Shepherd-Mexico-123885567679837/

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