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Legislación y biodiversidad

Legislar sobre la biodiversidad en el siglo XXI

GLOCALFILIA  ||  La Crónica de Hoy  ||  3 de marzo 2017

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A más de 15 años de establecido en México el marco jurídico sobre biodiversidad, resulta necesario y pertinente ponerlo al día considerando los acuerdos del Convenio de Diversidad Biológica (CBD), las metas de Aichi, los Protocolos de Cartagena y de Nagoya, los Objetivos de Desarrollo Sustentable y, muy especialmente, la recientemente publicada Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México y Plan de Acción 2016 – 2030 (ENBIOMEX, disponible en sitio web de la CONABIO).

En este contexto, la Senadora Ninfa Salinas, del PVEM, presentó una iniciativa de Ley General de Biodiversidad (LGB), que implica reformas a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), así como abrogar la Ley General de Vida Silvestre (LGVS). No habiendo tenido lugar consultas públicas previas, causó sorpresa entre las partes interesadas en la preservación de la biodiversidad en México, organizaciones de la sociedad civil y academias, que invierten sus esfuerzos en el conocimiento y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad.

Muchos manifestamos insatisfacción y rechazo, particularmente por la ausencia de consulta pública y porque se pretendía aprobar rápidamente para presentarla en la COP13 de biodiversidad en Cancún. Entonces, más de 50 ONG y 180 especialistas presentamos cartas al Senado solicitando no aprobar inmediatamente la propuesta, realizar consulta pública y dar suficiente tiempo para una revisión a fondo (https://ceiba.org.mx/iniciativa-ley-general-de-biodiversidad/).

El Senado decidió pasar la revisión de la iniciativa al primer periodo de sesiones 2017 y abrir consulta pública. Ya colocó un cuestionario en su página web y realizó un primer foro el viernes 24 de febrero. Se espera que estas dos cosas sean solamente el arranque de un periodo suficiente de tiempo para que todas las partes interesadas expresen observaciones. Se necesita un periodo de varios meses. Es indispensable realizar más consultas y considerar todos los insumos que resulten apropiados, para pasar la propuesta de LGB a aprobación hasta el inicio del segundo periodo de sesiones del Congreso (en septiembre). Solo así tendremos una LGB a la altura del siglo XXI.

La renovación del marco jurídico sobre biodiversidad debe fundarse en una filosofía que reconozca que los seres humanos, Homo sapiens sapiens, somos producto de la evolución y parte integrante de la compleja red de redes de todas las especies del planeta; que todas necesitamos unas de otras y que la extinción de especies, resultante de actividades humanas, es una seria amenaza contra nuestra supervivencia en el futuro previsible. Debe considerar, explícitamente, que la biodiversidad se expresa en tres niveles: ecosistemas, especies y genes; y que hay que atender su dimensión ecológica y su dimensión evolutiva. Y requiere de una visión estratégica que permita: (1) conservar la biodiversidad en su conjunto y la integridad funcional de los ecosistemas; (2) asegurar la continuidad en la provisión de los servicios ecosistémicos necesarios para la economía e indispensables para el bienestar de los mexicanos; así como, (3) ofrecer opciones de uso sustentable de los beneficios derivados de la biodiversidad.

Una lectura atenta del proyecto de LGB, que presentó la senadora Salinas, permite observar que incorpora estas consideraciones. Sin embargo, hace falta precisar muchos detalles y formular fundamentos para que constituya un avance en la legislación. Es indispensable que la LGEEPA conserve su calidad de ley marco y contenga todas las previsiones fundamentales sobre biodiversidad. No perder el contenido fundamental de la LGVS y hacer explícita la existencia de la CONANP (no solamente la CONABIO) como instrumentos institucionales clave. Elegir apropiadamente qué debe quedar en la Ley, qué en su Reglamento, qué en el marco normativo (NOM) y qué más en otros instrumentos de política (vedas, zonas refugio, áreas de conservación, etc.). Finalmente, modernizar los instrumentos claves de política para el uso sustentable de la biodiversidad, especies de vida silvestre entre otros.

La posible eliminación de instrumentos de prohibición para la gestión de vida silvestre ha permitido confusión. Debate (pendiente) aparte, que la prohibición constituye una de tantas opciones en la «caja de herramientas» de la política pública para la protección de especies, algunos de los actores en escena —ruidosos «cotorros»—, han montado una campaña que incurre en fallas conceptuales y calumnias contra reconocidos especialistas en la gestión de la vida silvestre, generando confusión entre lo fundamental y lo instrumental. Limitan su preocupación en las prohibiciones del artículo 60 de la LGVS, demuestran ignorancia de los demás instrumentos de gestión y pierden de vista lo más importante: ¿cómo asegurar la conservación de los ecosistemas en donde habitan estas especies? ¿qué instrumentos de política utilizar para enfrentar las grandes fuerzas conductoras de la economía y la sociedad que amenazan la conservación de estos ecosistemas? ¿cómo integrar a los habitantes de estas zonas en los esfuerzos de conservación?

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