La universidad secuestrada

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La universidad secuestrada

Edgar J. González Gaudiano || La Jornada Veracruz || Martes 11 de abril, 2016

La crisis generada por la retención ilegal del subsidio de la Universidad Veracruzana sigue produciendo crecientes problemas al interior de la institución. Suman más de 2 mil 300 millones los que se adeudan, ya que a la cantidad original en la demanda interpuesta se añade el hecho de que el gobierno del estado no ha entregado las aportaciones correspondientes a lo que va de 2016 (o al menos no hemos sido enterados de lo contrario). Esto está afectando fuertemente las actividades de docencia, investigación y difusión cultural de la universidad, sin obtener respuesta alguna del mendaz gobierno estatal y tampoco del federal, más preocupado por una reforma educativa que no termina de cuajar.

La única explicación de ese silencio responde con seguridad a un cálculo electorero, ya que han de haber estimado que resultará más barato, políticamente hablando, retrasar juicios políticos, destituciones y fincamiento de responsabilidades hasta después de las elecciones de junio, que tomar esas necesarias medidas ahora. Creo que se equivocan y pronto se darán cuenta.

De esa exorbitante cantidad de deuda no me preocupan tanto las aportaciones que el gobierno del estado no he entregado al Sistema de Administración Tributaria (SAT), que son como mil millones, porque todos los trabajadores de la universidad tenemos forma de demostrar que esos descuentos nos fueron aplicados con oportunidad. Tendría que ser el SAT quien debiese estar reclamando esa seria anomalía, pero ya sabemos que las normas, leyes y reglamentos se aplican selectivamente, como seguro ocurrirá con los 33 que aparecen en los Papeles de Panamá. No veo al gobierno de Peña Nieto aplicando la ley de a de veras por evasión fiscal o delitos financieros al dueño de Higa, a Televisión Azteca o a Televisa. Podrían tal vez hacer una pantomima de sanción y luego devolverles la multa, como ha ocurrido recurrentemente.

Hace poco nos enteramos de que el gobierno del estado de Veracruz había cambiado a su coordinador general de comunicación social, como si el problema fuera de comunicación. Se ven, a reserva de que se califiquen judicialmente, delitos de defraudación, injusticia, falta de transparencia y rendición de cuentas, de peculado, de corrupción e impunidad (sólo en lo que respecta al problema con la UV). Intentar disfrazar esto mediante comunicados de prensa y control de medios me parece una tarea harto difícil para el nivel que ha adquirido la situación con la UV y con muchos otros acreedores.

Mientras tanto, la Universidad Veracruzana es rehén de una situación que no se merece, en la que las tareas de gestión y dirección en este momento se han convertido en una «verdadera cruz» para poder mantener algunos procesos académicos a flote.

¿Seguirán las cosas como ahora hasta después de las elecciones? No lo sé, pero hay muchos riesgos si consideran que podrán mantener esta calma chicha que precede a una gran tormenta. Lo cierto es que tanto el gobierno estatal como el federal son patos cojos, que no sólo no caminan sino que ciertamente no acaban de entender que no entienden por qué no caminan.

Fuente: http://www.jornadaveracruz.com.mx/Post.aspx?id=160411_064912_093