Consejo Nacional de Participación Social para la Educación

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Consejo Nacional de Participación Social para la Educación

José Sarukhán Kermez  ǀǀ  El Universal  ǀǀ  21 de marzo de 2014

Recientemente se instaló, en la sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el nuevo Consejo Nacional de Participación Social para la Educación (Conapase) como parte de la Reforma Educativa y de acuerdo a Ley General de Educación.

El Consejo está conformado por 31 representantes de los diferentes sectores sociales pertinentes al sector educativo de la forma siguiente: 4 titulares de las autoridades educativas locales, uno por cada una de las regiones del país definidas para estos fines; 16 representantes de los Consejos de Participación Social constituidos, cuatro por cada una de las regiones; 2 representantes de asociaciones de padres de familia; 3 representantes de organizaciones de la sociedad civil y del sector empresarial; 2 investigadores en materia educativa o académicos reconocidos; 2 maestros distinguidos con experiencia frente a grupo, y 2 representantes de la organización sindical de los maestros; cada representante tiene un suplente. Además el Consejo tiene un presidente electo por los miembros del mismo y un representante de la SEP. Quien esto escribe tuvo el honor de ser elegido presidente por la votación de los consejeros de entre una terna propuesta por la SEP.

Algunas de las funciones de este Consejo son: conocer los resultados de las evaluaciones de las autoridades educativas y del Instituto Nacional de Evaluación Educativa y estar al tanto del desarrollo y evolución del sistema educativo nacional; emitir su opinión sobre asuntos pedagógicos, planes y programas de estudio y proponer políticas para elevar la calidad, equidad y cobertura de la educación y conocer las opiniones y sugerencias de la sociedad al respecto.

En la instalación del Consejo, mencioné que deberíamos asumir en el desarrollo de nuestras tareas la idea de que no hay función de mayor responsabilidad en una sociedad —de cualquier país del mundo, en cualquier momento de la historia— que la educación. Nuestra evolución cultural descansa en el proceso de comunicación y de adquisición de experiencias de las sociedades actuales y del pasado que convirtió a nuestros ancestros homínidos en seres humanos. Y en eso consiste, ni más ni menos, el proceso educativo.

La Reforma Educativa representa la posibilidad de hacer realidad el deseo, de miles de mexicanas y mexicanos por muchas generaciones, de elevar la calidad educativa de los alumnos en la educación básica. El propósito del Conapase es ayudar a hacer realidad este deseo, enriqueciendo su trabajo con los diferentes puntos de vista de sus miembros, en una tarea de diálogo democrático y de convencimiento basado en razones. Será tarea del Consejo seguir de cerca el proceso educativo, opinar con libertad y objetividad, proponiendo en su caso acciones de mejoría, verificando los logros y exigiendo avances; será nuestra tarea también verificar que la sociedad sea informada de manera permanente, transparente y pertinente de los avances, si es que queremos que también ella sea parte central del gran esfuerzo nacional para avanzar en la mejoría de la educación. Incluir en el proceso la opinión de los padres de familia y empoderarlos en el proceso educativo de sus hijos es recuperar su valor esencial: el de la formación de las futuras generaciones.

La Reforma Educativa de 2013 resume muchos años de historia educativa en México, en la que sin duda ha habido aciertos, pero también muchos errores y limitaciones. Habrá que recomponer y construir el camino, aprovechando lo mejor que ha ocurrido en educación y desechando vicios y distorsiones. Es un esfuerzo en el que no se puede dejar de insistir en la equidad de acceso a la educación de las mujeres. Recordemos el comentario que dice que cuando se educa a un hombre, se educa a un individuo; cuando se educa a una mujer se educa a una generación.

Habrá que trabajar muy de cerca con quienes tienen la fundamental tarea de la educación: los maestros y las maestras que deben enseñar a sus pupilos cómo pensar y no qué pensar, que deben saber que su ejemplo como seres profesionales y dignos deja ante ellos tanta o más huella en su educación que la materia que enseñan.