Remediación ambiental

Julia

 

Remediación ambiental

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  30 de mayo 2009

El martes 26 de mayo el gobierno federal dio a conocer los avances de las obras de remediación de un histórico pasivo ambiental que Pemex tenía pendiente de resolver desde que se cerró en 1991 la Refinería 18 de Marzo en Azcapotzalco. Al mismo tiempo anunció la creación de un parque público recreativo en ese mismo predio para conmemorar el bicentenario del inicio de la Independencia y el centenario del inicio de la Revolución.

La Refinería 18 de Marzo inició su operación en 1933 para refinar, almacenar y distribuir hidrocarburos al Distrito Federal y áreas conurbadas. En aquella época estaba ubicada en una zona alejada del área urbana del DF. Sin normas ambientales y sin tecnologías adecuadas, la refinería operó durante 58 años hasta su cierre, periodo durante el cual contaminó el suelo y subsuelo con hidrocarburos, entre otros residuos peligrosos.

En pocas décadas la ciudad alcanzó a la refinería y la delegación Azcapotzalco creció y se desarrolló incorporándola como parte de su vida cotidiana. Por muchos años, particularmente en los ochenta, el cierre de la refinería fue una demanda de los habitantes locales y de grupos ecologistas de la Ciudad de México, quienes desde entonces proponían la creación de un área verde en este espacio. Como respuesta, la Sedue (autoridad ambiental de esa época) se limitó a anunciar que no se autorizaría ninguna ampliación a la capacidad de refinación en estas instalaciones; respuesta que no dejó satisfechos a los ciudadanos.

Finalmente en 1991 las actividades de la refinería concluyeron en Azcapotzalco, pero el pasivo ambiental permaneció. El suelo y subsuelo quedaron profundamente contaminados. Desde entonces, la necesidad de remediar este pasivo ambiental resurgió administración tras administración, y no fue sino hasta 2007 que se tomó la decisión de atender este problema.

El proceso de restauración del terreno no ha sido nada fácil. La tecnología de remediación es altísimamente compleja y costosa, la población local aledaña a la refinería ha mostrado preocupación por su seguridad y su salud y el tema llegó a analizarse en la ALDF. Según lo anunciado, 22 hectáreas de la primera etapa de la remediación quedaron limpias y las restantes 33 hectáreas se espera que estarán listas en diciembre de este año.

En estos terrenos limpios se planea construir un parque público, recreativo y temático, para ser inaugurado en la conmemoración del Bicentenario. Este parque incrementará las reducidas áreas verdes de la zona norte de la Ciudad de México y, por sus atractivos, seguramente se convertirá en un sitio muy visitado por la ciudadanía. Entre otras secciones se proyecta construir una en donde estén representados los principales ecosistemas del país.

El parque, además de ofrecer un área de esparcimiento indispensable para una población que habita en una zona densamente poblada, abre una gran oportunidad, que sería un lamentable error dejar pasar, para construir un espacio que contribuya a incrementar la escasa conciencia ciudadana sobre los temas de la naturaleza.

Los habitantes de las ciudades en general, y en particular los de la Ciudad de México, hemos perdido la noción de nuestra dependencia con la naturaleza y, sin embargo, somos los mayores consumidores de servicios ambientales con altos costos para los ecosistemas naturales. La forma más eficiente de cambiar patrones de consumo depredadores y adoptar nuevas conductas que conduzcan hacia la sustentabilidad ambiental es mediante el convencimiento e incremento de la conciencia ambiental.

Este parque público debe convertirse en un gran centro de difusión de información, mediante actividades lúdicas, acerca de los grandes problemas ambientales que se vinculan directamente con la calidad de vida de los ciudadanos como son el cambio climático, la disminución de la disponibilidad y calidad de agua, la pérdida de biodiversidad y la deforestación, la erosión y desertificación, la contaminación del aire y del suelo, los riesgos y vulnerabilidad a los fenómenos hidrometeorológicos, los problemas de salud debidos al mal manejo de los residuos sólidos y peligrosos, entre otros. De igual forma, se deberían promover alternativas para resolver los problemas ambientales e involucrar a la ciudadanía en su solución mediante medidas puntuales que los individuos pueden realizar. La simple explicación y demostración de la remediación de estos terrenos significaría un aporte para la educación y entendimiento de este grave y complejo problema y para evidenciar que es mucho más difícil y costoso restaurar que prevenir. Esta lección Pemex la debe incorporar plenamente en sus programas operativos para que en el mediano y largo plazos se consolide como una empresa ambientalmente responsable.

Crear una sólida conciencia ambiental ciudadana y formar una nueva generación de mexicanos con valores respetuosos sobre la naturaleza, que contribuya a transformar el país hacia el desarrollo sustentable, será una acertada forma de conmemorar la Independencia y la Revolución Mexicana.