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Compromisos ineludibles

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Compromisos ineludibles

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  12 de diciembre 2009

Una vez más la atención del mundo está dirigida hacia el tema del cambio climático. La decimoquinta Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se está llevando a cabo del 7 al 18 de diciembre en Copenhague, ha convocado a más de 15 mil personas -representantes de 193 gobiernos, organizaciones sociales, empresarios y académicos. El jueves 17, se espera la llegada de más de 100 jefes de Estado. Se trata de una de las reuniones más complejas de la historia reciente de las Naciones Unidas debido a los impactos que el cambio climático ejerce sobre el desarrollo y bienestar de la humanidad.

La humanidad, a lo largo de su desarrollo, ha llegado a interferir en el sistema climático mediante la emisión de gases efecto invernadero (GEI). En el siglo XX, la temperatura promedio global aumentó 0.74 grados centígrados, mientras que el nivel del mar, producto de la expansión termal de los océanos y del deshielo, se incrementó 17 centímetros, como lo ha demostrado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).

El reto central actual para impedir una catástrofe irreversible es evitar que la interferencia humana en el sistema climático alcance niveles de riesgo. A partir de la evidencia científica, la temperatura no puede incrementarse en más de 2 grados centígrados, lo que implica no rebasar la concentración global de 450 ppm de GEI en la atmósfera. Los límites físicos de hasta dónde se puede llegar los definió la ciencia; las formas de cómo evitar rebasar dichos límites se deben concretar con las negociaciones en el seno de la CMNUCC.

El Protocolo de Kioto, firmado en 1997, es el único instrumento vigente y vinculante que obliga a los países desarrollados a "reducir el total de emisiones de gases efecto invernadero a un nivel inferior en no menos de 5% al de 1990 en el periodo comprendido entre el año 2008 y 2012". Las tendencias de emisiones señalan que la meta del 2012 no sólo no se logrará, sino que ya se superaron los peores escenarios previstos. Los países Anexo 1 no cumplieron sus compromisos. Toca ahora, en la COP15, encontrar la forma de construir los nuevos acuerdos para garantizar no poner en riesgo a la humanidad.

Sin duda alguna, el cambio hacia un modelo de desarrollo que conjugue el crecimiento económico al tiempo de disminuir la generación de GEI, implica, entre otras cosas, un importante costo económico. El Informe Stern sobre la economía del cambio climático señala que la implementación de las acciones de mitigación podría costar alrededor de 3 por ciento del PIB global para el año 2030, lo cual evidentemente afecta intereses económicos y genera grandes resistencias. Sin embargo, es también contundente al advertir que el costo de no hacer nada superará de 5 a 10 por ciento del PIB global.

Llegamos al límite de tiempo. Es urgente construir un acuerdo global que involucre a todas las naciones. El Protocolo de Kioto culmina su primera fase en 2012. O se definen los nuevos compromisos en el marco de este Protocolo y se adhieren los países que no están en él, particularmente Estados Unidos, o se conviene un nuevo instrumento legal vinculante, con compromisos claramente establecidos y mecanismos económicos para lograrlos. México ha promovido, de manera muy exitosa, una propuesta innovadora de instrumento económico que facilite el logro de los objetivos; el llamado Fondo Verde, que está siendo respaldado en este momento por varios países.

La COP15 inicia sin acuerdos pese a las decenas de reuniones preparatorias, lo cual es muy alarmante. Sin embargo, a la fecha, la COP ha detonado expresiones de posibles nuevos compromisos por parte de algunos países desarrollados. Éste es el caso del anuncio de Estados Unidos de reducir 17 por ciento de sus emisiones para 2020 con respecto a las producidas en 2005, de Australia (entre 36 y 49 por ciento) o de Japón (entre 15 y 30 por ciento). Muy significativo ha sido el pronunciamiento de China -el mayor productor de GEI en el mundo que se resistía a abrir la discusión- de reducir la intensidad de sus emisiones de carbón en 40-45 por ciento entre 2005 y 2020. Asimismo, otros países no pertenecientes al Anexo 1 han anunciado reducciones para el año 2020 como el caso de la India (20-25 por ciento), Brasil (36-38.9 por ciento), Indonesia (26-41 por ciento), Sudáfrica (34 por ciento), Corea del Sur (30 por ciento) y México (50 por ciento para 2050), entre otros.

No obstante la importancia de estos señalamientos, el esfuerzo en conjunto es tajantemente insuficiente. Sin la adhesión de los demás países y sin el incremento de los compromisos, no podrá evitarse la catástrofe.

La COP15 no llegará a acuerdos definitivos, pero la reunión de jefes de Estado será clave para elevar los compromisos y trazar una ruta para que la COP16 (del 8 al 19 de noviembre de 2010), que seguramente se celebrará en México, culmine con un contundente acuerdo legalmente vinculante, un acuerdo civilizatorio y transgeneracional inédito, justo la víspera del centenario de la Revolución. La mejor forma de celebrarlo.

 

 

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