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Planeación espacial marina en el Golfo de México

¿Inercia o cambio transformador hacia el 2050?

¡La opción es nuestra!

Antonio J. Díaz-de-León, La Jornada del Campo Núm. 162, 20 de marzo 2021

 

Planeación espacial marina en el Golfo de México
¿Inercia o cambio transformacional hacia el 2050? ¡La opción es nuestra!

 Dr. Antonio J. Díaz-de-León
Ex presidente del Instituto Nacional de la Pesca (SEMARNAP), ex director general de Política Ambiental (SEMARNAT), ex procurador de Recursos Naturales en PROFEPA (SEMARNAT), miembro del Panel Multidisciplinario de Expertos en Biodiversidad y Servicios Ambientales (IPBES UN) e ICES Consulting.  ajdlc54@gmail.com

El Golfo de México es el más grande de los cinco mares regionales mexicanos. Su extensión de casi 1.6 millones de Km2 alberga una importante biodiversidad marina, contribuciones naturales para los pueblos (antes llamados servicios ambientales) así como actividades económicas, mismas que dan sustento a la población costera desde Tamaulipas hasta Yucatán.

Se han identificado 44 actividades económicas marinas que se desarrollan tanto en la parte mexicana como en la norteamericana, siendo las más importantes: la energía (petróleo y gas), el turismo, la transportación marítima, los puertos y la pesca. Estas, generan importantes ingresos al estado mexicano que ascienden a 67 billones de dólares anuales; 2.55 veces menores que la que obtienen nuestros vecinos del norte.

El panorama es complejo. Nuestra producción de petróleo sufre caídas importantes por el agotamiento de Cantarell, el campo histórico más productivo y a la producción de gas que acompaña esta disminución. El turismo es una actividad muy dinámica y contamos con sobradas bellezas naturales, ofertas gastronómicas, arqueológicas, culturales y recreativas, pero se enfrentan a condiciones de seguridad insuficientes que garanticen la tranquilidad y vida de las personas que las visitan. 

Si bien la transportación marítima y las actividades portuarias están llamadas a ser las más dinámicas y eficientes en el transporte de mercancías a nivel mundial, nos enfrentamos con contar con una mayor producción industrial de nuestra planta productiva así como con limitaciones portuarias. En el caso de la pesca se observa una disminución de las capturas superior al 30% en relación con su máxima histórica producto de la sobreexplotación, sobrecapacidad, falta de ordenamiento, conflictos entre el sector pesquero y el petrolero e incluso entre pescadores legales e ilegales.

Por si fuera poco, el futuro del desarrollo económico y social de la región, así como de su seguridad alimentaria se encuentran comprometidos por una planeación sectorial que genera costos que no se incorporan a la contabilidad de quien los genera y por ineficiencias en la búsqueda de metas de corto plazo; por el cambio climático, que de no mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y generar procesos de adaptación en el corto plazo, nos esta haciendo enfrentar ya a fenómenos hidrometeorológicos extremos más frecuentes e intensos que en el pasado (lluvias, inundaciones, huracanes), al incremento del nivel del mar con sus efectos negativos en las ciudades, comunidades e infraestructura costera y a dificultades crecientes para acceder a los recursos marinos y pesqueros con efectos directos en la disponibilidad de alimentos.

Para enfrentar estas dificultades, México cuenta con un instrumento de planeación espacial llamado Ordenamiento Ecológico del Territorio (terrestre y marino) mismo que tiene fundamento en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental de 1988 y su reglamento en la materia de 2003. Ahí se establecenlas bases para llevar a cabo la planeación espacial marina como un proceso de participativo, colaborativo, transparente, flexible, ecosistémico -en su más amplia expresión-, científico-técnico, adaptativo e integral, con mecanismos de co-producción de conocimiento, evaluación, seguimiento y rendición de cuentas. No hay otro con estas características referido a los mares y costas mexicanas.

Todo programa de ordenamiento ecológico marino define una zonificación y la distribución de las actividades sectoriales en el mar, con base en la identificación de los espacios que cuentan con las condiciones para que cada sector desarrolle su actividad óptimamente. Asimismo, establece regulaciones para las actividades productivas dirigidas a prevenir impactos ambientales y sociales o conflictos con otros sectores. El Reglamento lo concibe como un proceso iterativo que involucra la formulación, expedición, ejecución, evaluación y en su caso, modificación del programa.

La formulación inicia con la firma del convenio de concertación de los participantes, la instalación de un Comité de Ordenamiento, de una Bitácora Ambiental y de un Estudio Técnico de 4 etapas -caracterización, diagnóstico, pronóstico y propuesta- que termina con un decreto regulatorio después de un proceso de consulta pública, que se difunde en el Diario Oficial de la Federación obligatorio para la administración pública federal. El carácter vinculante y obligatorio es la gran fuerza y diferencia con el otro proceso de planeación espacial territorial en México (Ordenación del Territorio de SEDATU).

Aunque aparece en la legislación ambiental mexicana desde 1988, las intervenciones marinas iniciaron en el año 2000 y en 2006 comenzó el Proceso del Programa de Ordenamiento Ecológico Marino y Regional del Golfo de México y Mar Caribe mismo que culminó y decretó en 2012. 

Si bien este proceso ha ayudado al gobierno a tomar decisiones en la evaluación de proyectos que requieren de una manifestación de impacto ambiental y a definir los mejores sitios para ubicar las inversiones y programas públicos, es necesario desarrollar procesos a escalas más finas sobre todo en las regiones portuarias -desde Altamira, hasta  Holbox para generar sinergias y certidumbre entre sectores así como una confianza que minimicen conflictos socio-ambientales por las interacciones de estos en el uso del territorio marino-costero así como generar medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático.

Los escenarios hacia el 2050 para el Golfo de México no son alagüeños. Una base muy pequeña de producción de petróleo y gas natural, una gran presión en las costas por el incremento del nivel del mar sobre todo en Tabasco, Yucatán, Campeche, Veracruz y Tamaulipas en donde algunas ciudades estarán bajo el agua y problemas de seguridad alimentaria ya que habrá recursos naturales y pesqueros escasos producto de la acidificación, sobreexplotación y el calentamiento global.

Recientemente, el discurso de las organizaciones de las Naciones Unidas (CEPAL, IPCC, IPBES, CDB, PNUMA y FAO) se ha radicalizado ante el incumplimiento -por parte de los países- y las tendencias negativas de los indicadores asociados con los compromisos ambientales hacia 2050. Primero los Cambio Climático, luego las metas de AICHI 2020 y ahora las de Biodiversidad, llegando incluso a cuestionar -abierta y sutilmente- el actual modelo de producción y consumo (capitalismo neoliberal globalizador patriarcal) y a plantear la necesidad de construir un Cambio Transformacional radical, no-reformista e inmediato que nos lleve hacia un mejor futuro.

Hay más preguntas que respuestas sobre que y como debe ser este Cambio Transformacional pero ya se exploran opciones posibles. Sin duda alguna estas deben contemplar nuevas aproximaciones como: ciencia y tecnología apropiadas y comprometidas, ética, filosofía, ecología política, inclusión y equidad de genero, bienestar, revisión de valores, valuación, justicia, pensamiento critico y complejo, relaciones de poder, conocimiento indígena local y de comunidades locales, transdisciplina, participación pública, nuevas visiones y valoraciones sobre el mundo y la naturaleza, su funcionamiento y modos de hacer las cosas de manera distinta…y mejor.

El status quo, el valor primordial del dinero, el reduccionismo y la inercia no son opciones. La pandemia, su origen, manejo así como la acumulación de vacunas en el mundo nos lo esta demostrando. Tampoco, el esperar promesas de soluciones tecnológicas inciertas por venir.

Es aquí adonde con el modelo de planeación espacial marina nuestro, -capitalizando experiencias previas, sumando el compromiso, saberes y participación de todas, – se vislumbra la posibilidad de generar una nueva economía azul y el acercamiento a los objetivos del desarrollo sustentable. Así, estaremos transitando hacia el Cambio Transformacional, hacia una mejor gobernanza marina.

“No es posible solucionar los problemas con el mismo tipo de pensamiento con el que fueron creados”
Albert Einstein


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