Consentimiento previo significa que las comunidades afectadas ofrezcan su aprobación sin presiones
Consentimiento previo significa que las comunidades afectadas ofrezcan su aprobación sin presiones
Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Martes 22 de febrero, 2019
El tema del impacto ambiental que generará el Tren Maya está muy llevado y traído, y ha generado mucha más confusión que claridad. Entre las declaraciones más o menos contradictorias de funcionarios federales, como el titular de Fonatur y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), las contribuciones de funcionarios estatales diversos, y de gobernadores, y las intervenciones de “expertos” consultores y académicos, lo único que ha quedado del todo claro es que aún no hay un proyecto ejecutivo que defina con precisión el trazo del tren, y las estaciones, centros de población y demás servicios que lo tendrán que acompañar.v
Parece ya haberse tomado la decisión de que sea el Instituto Politécnico Nacional quien se haga cargo de formular la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que demanda la ley. Sin poner en tela de juicio la calidad académica de esta institución, no sé si sea la instancia más indicada para realizar este trabajo, y no creo que hoy cuente con los elementos suficientes para efectuarlo.
Suele pensarse que un procedimiento de impacto ambiental inicia cuando ya se tiene un proyecto ejecutivo terminado. Esta concepción conlleva un riesgo y suele generar distorsiones importantes: es frecuente encontrarse con MIAs que, por decirlo de alguna manera, fuerzan las condiciones ambientales del sitio seleccionado para llevar a cabo la obra o acción, de manera que ésta “quepa” en el lugar, sin que se requieran modificaciones al proyecto formulado.
En el mejor de los mundos posibles, los procedimientos de impacto ambiental debieran ser parte de la elaboración de los proyectos ejecutivos, de manera que éstos se diseñen en función de las características del territorio donde se pretenden establecer. Así, los proyectos se formularán de acuerdo con las características ambientales, y el procedimiento de impacto tendría un carácter genuinamente preventivo, al generarse un diseño de proyecto que evite, o al menos minimice, los impactos al entorno.
Pero no estamos en el mejor de los mundos posibles, de modo que un proyecto de la envergadura del Tren Maya parece atravesar por manos muy diversas: un promotor que menosprecia la política ambiental, una titular de Semarnat que garantiza que el tren no pasará por ningún área protegida, gobernadores que sugieren ramales adicionales a los propuestos en los esquemas presentados hasta hoy, comunidades que esperan ciclopistas paralelas a las vías, una institución académica que se supone formulará la MIA sobre un proyecto ejecutivo que no existe aún, y múltiples estudios que se han licitado recientemente.
Consulta
A todo esto, hay que sumar el hecho de que el tren atravesará territorios habitados por comunidades mayas, lo que obliga al gobierno federal a emprender un proceso de consulta en los términos establecidos por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales. ¿Cuándo se llevará a cabo esta consulta?, ¿será después de que se haya formulado un proyecto?, ¿se incluirá en la consulta la información correspondiente a la MIA y a las medidas de mitigación y compensación que se propongan?, ¿se interpretará en maya toda la documentación correspondiente al proyecto, o se supone que ya se cuenta con información suficiente para realizar una consulta apropiada, de manera que el proyecto cuente con el consentimiento previo, libre e informado de las comunidades afectadas?
Consentimiento previo significa que todas las comunidades afectadas por el proyecto se manifiesten formalmente a favor de su ejecución, antes de que inicien las obras. Consentimiento libre implica que los miembros de las comunidades afectadas ofrezcan su aprobación sin presiones, engaños o chantajes. Y consentimiento informado implica que los consultados cuenten con toda la información requerida para decidir sobre el proyecto y sean atendidas todas sus dudas, hasta que comprendan a cabalidad los alcances del proyecto, el impacto que generará en sus vidas y las ventajas relativas que les ofrecerá.
Hasta hoy, las cosas parecen marchar muy rápido, pero lo cierto es que al tren le falta aún mucho para empezar a pitar. Esperemos que en el curso de su planeación, diseño y construcción, se respondan las preguntas que nos hacemos, y se aclare lo que parece un panorama bastante confuso y desordenado.
Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/2019-02-22/El-tren-y-su-impacto-ambiental
Mérida, Yucatán
roblesdeb1@hotmail.com
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