Cambio climático y desigualdad
El cambio climático y la desigualdad social
Édgar González Gaudiano || La Jornada de Veracruz || 3 de diciembre 2015
Por un período muy efímero, en estos días de la Conferencia de las Partes (COP) número 21 de la Convención Marco de Cambio Climático que se realiza en París, los temas ambientales en general y el cambio climático en particular vuelven a ser noticia. La verdad es que es un asunto que merece nuestra mayor atención, si bien pareciera que hay otros mucho más urgentes e importantes.
Dada su actualidad mundial por la reunión de mandatarios con declaraciones espectaculares e imágenes mediáticas de las cuáles seguramente emanarán pocas decisiones verdaderamente trascendentes para combatir el fenómeno, quiero vincular este tema con una nota aparecida en este mismo diario el 1 de diciembre acerca del reconocimiento que hizo el Sr. Tomás Ruiz, secretario de Infraestructura y Obra Pública del gobierno del estado de Veracruz, durante su comparecencia ante el congreso local, de que los recursos federales de 2007 y 2008 (sin aclarar la cantidad) proveniente del Fondo de Desastres “Naturales” (Fonden) para paliar las consecuencias de los fenómenos climáticos no se aplicaron y por lo tanto se perdieron, así como que otros $500 millones correspondientes a los años 2009 y 2010 (este último el año del huracán Karl y la tormenta tropical Matthew) tampoco se aplicaron.
La noticia implica que ese dinero que el gobierno del estado recibe como consecuencia de las declaratorias de emergencia para atender con urgencia las necesidades de la población damnificada, no se aplica en lo que debiese. No llega a la gente necesitada. No se usa para reparar infraestructura dañada, para solventar aunque sea provisionalmente la pérdida de la actividad productiva mediante la creación de empleos temporales para limpiar, atender, socorrer, trasladar, etc. Por lo visto, las emergencias climáticas le han servido al gobierno del estado para allegarse de recursos adicionales, pero que no usan para lo que se solicitan. De ese modo, el cambio climático contribuye al rezago social.
Es terrible. Se trata de una omisión grave que no debiese pasar inadvertida. Lo que esta cada vez mas frecuente situación implica es que los recursos fueron desviados hacia otros asuntos que el gobierno del estado consideró prioritarios. ¿Cómo puede haber algo más prioritario que una declaración de emergencia?
Somos un estado cuyo desarrollo se encuentra estancado desde hace demasiados años; una entidad que cuenta con las condiciones materiales y geográficas para estar bien pero que se encuentra colocada en los últimos lugares de prácticamente todos los indicadores de bienestar; con servicios públicos de la peor calidad e infraestructura deficiente e insuficiente; con una deuda rampante que nos ha convertido en rehenes de los acreedores por muchos años, donde hasta los impuestos de los años venideros que aún no se cobran, ya se deben; con instituciones inanes y población dejada a su suerte; con gobiernos irresponsables, cínicos, omisos, ineptos y corruptos; con representantes rapaces con problemas de columna de tantas genuflexiones ante el poder.
La noticia del Sr. Tomás Ruiz sólo viene lastimosamente a demostrar cómo ahora la vulnerabilidad social creciente derivada de los embates del cambio climático viene a agudizar la ya de por sí crítica situación del pueblo veracruzano.
Ciertamente, el cambio climático ha llegado para quedarse y no sólo constituye por si mismo nuevas condiciones de riesgo y amenaza, sino que incrementa explosivamente otros problemas como los alimentarios, de suministro de agua, de violencia y de migración, de desigualdad social pues, por citar sólo algunos. La situación es grave porque no se ve que exista decisión política para al menos frenarlo, a fin de tener la oportunidad de ir atendiendo los efectos más inmediatos, para impulsar políticas de adaptación social, para reducir la vulnerabilidad, para fortalecer la resiliencia social, para evitar los próximos desastres. Los gobiernos declaran que tomarán medidas que siempre son postergadas. Como vemos, incluso los recursos que llegan para paliar emergencias se desvían. El cambio climático es empleado como coartada de ineficiencias cuando se presentan contingencias ambientales. Culpar a la naturaleza de los desastres se ha convertido en la excusa favorita.
Pero tampoco la población le concede importancia al fenómeno. Lo seguimos viendo como un problema distante en el tiempo y en el espacio. Un problema de los osos polares. A esto me referiré en otra entrega.
Nuestro gobierno federal es paladín de declaraciones sobre el cambio climático, pero sólo para el consumo externo. Calderón Hinojosa recibió varios premios internacionales por eso, mientras le abría la puerta a la minería a cielo abierto. Ahora mismo el presidente Peña Nieto asiste a la COP21 en París, y a pesar de la aprobación por el senado de la ley de transición energética hacia tecnologías limpia se siguen abriendo más pozos de fracking. Esto es, las presuntas medidas gubernamentales sobre el cambio climático no se corresponden con las decisiones de política que se están tomando en todas las áreas de la administración pública, sobre todo económicas. Es pura simulación.
En el sexenio actual con el PRI nuevamente en el poder el asunto es todavía, si cabe, más complicado. El haber entregado la conducción de la política ambiental a sus aliados del Partido Verde ha contribuido a poner al país en un estado de coma inducido. Se ignoran leyes; se han desmantelado equipos técnicos calificados; los puestos han sido ocupados por amigos y colaboradores incapaces en todos los niveles de mando desde el secretario hasta los jefes de departamento. Las buenas noticias ambientales de este país de los meses recientes, como la suspensión provisional del maíz transgénico en respuesta a una acción colectiva, fue resultado de la intervención de un magistrado a pesar de un centenar de impugnaciones del gobierno federal y de las empresas transnacionales, así como de 22 amparos en los que ha intervenido hasta la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Arturo Escobar está imputado de delitos electorales, pero no de su actuación en temas ambientales. Ello porque en los hechos para el gobierno la política ambiental es lo de menos.
¿Así cómo?
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