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Fuentes renovables de energía y cambio climático

Cambio climático y la ley de transición energética

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GLOCALFILIA  ||  La Crónica de Hoy  ||  25 de septiembre 2015

Rapa_Nui_totemsPlaneta habitable sólo tenemos uno, pero a principios de siglo XX la «Evaluación de los Ecosistemas del Milenio» dio cuenta que la civilización humana había diezmado los principales recursos pesqueros del mundo, contaminado suelos, aguas y aire como nunca antes, y degradado o destruido más de la mitad de la cobertura vegetal terrestre original. Y parece que no podemos, no sabemos frenar, dar el golpe de timón. Nos parecemos a los habitantes de la Isla de Pascua, que acabaron con sus recursos naturales porque no pudieron modificar su cultura de acuerdo con los límites físicos que les imponía su hábitat —y terminaron consigo mismos en el canibalismo…

Del 30 de noviembre al 11 de diciembre tendrá lugar la vigésima primera Conferencia de las Partes (COP-21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). De ella son Partes prácticamente todos los países del mundo. ¿Se lograrán los acuerdos y compromisos indispensables para que la temperatura promedio superficial global no se incremente más que 2º Celsius?

Para que sea posible poner un límite al calentamiento global es indispensable abandonar el uso de combustibles fósiles como fuente fundamental de energía, ya que estos —junto con la pérdida de ecosistemas forestales— generan mucho más bióxido de carbono (CO2) de lo que la biosfera es capaz de absorber. El exceso de CO2 y otros gases de efecto invernadero (GEI) incrementa las concentraciones de éstos en la atmósfera terrestre y, con ello, su capacidad de efecto invernadero (que la ha mantenido a 14.5ºC promedio, en la civilización construida durante los últimos diez mil años por Homo sapiens). Antes de la revolución industrial las concentraciones de CO2 fluctuaron, durante más de un millón de años, entre 180 y 280 partes por millón (ppm) (por cada millón de moléculas de aire).

150506_400ppm_theguardianPero de la revolución industrial a fines del siglo XX habíamos vertido poco más de un billón de toneladas de GEI en la atmósfera y alcanzado 400ppm en marzo 2015. Si continuamos utilizando los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural) de la misma manera, en la primera mitad del siglo XXI habremos vertido casi otro tanto.

La aspiración de la COP-21 consiste en limitar el incremento en las concentraciones a un máximo de 450ppm, para que la temperatura promedio global se eleve a sólo 16.5ºC. Pero al ritmo de crecimiento de uso de combustibles fósiles y pérdida de cobertura vegetal, las concentraciones se incrementarán a alrededor de 650ppm o mucho más, lo que nos conduciría a una temperatura promedio de 18ºC a 20ºC hacia fines del siglo XXI.

150506_Emissions_for_Power40% de las emisiones globales proviene de la producción de electricidad. En México tenemos a la vista una Ley para la Transición Energética (LTE), propuesta por la Cámara de Diputados y actualmente estacionada en la Cámara de Senadores, que ofrece a México la oportunidad de realizar una verdadera reforma energética, es decir, de sustituir paulatinamente los combustibles fósiles por fuentes renovables de energía para la generación de electricidad. No basta con sustituir combustóleo (de grandes emisiones de GEI) por gas natural, pues éste no deja de ser un combustible fósil y contribuir al calentamiento global.

En el contexto de la reforma energética, la ley de la industria eléctrica incorporó el “concepto” de “energías limpias” y ello ahora hace suponer al gobierno de Peña Nieto que sustituir combustóleo por gas natural permitirá honrar los compromisos internacionales que México presentó a la CMNUCC en su «Contribución Prevista Nacionalmente Determinada» (INDC por siglas en inglés). Que no se engañe el gobierno mexicano, esas «energías limpias» no descarbonizarán la economía. El Senado debe aprobar la LTE antes de la COP-21 y regresar al concepto de fuentes renovables de energía, México quedará muy mal ante la comunidad internacional. Y, como siempre, los ciudadanos de a pie sufriremos las consecuencias del calentamiento…

 

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