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ODS ante huella ecológica y umbrales planetarios

Objetivos de Desarrollo Sustentable ante huella ecológica y transgresión de umbrales planetarios

GLOCALFILIA  ||  La Crónica de Hoy  ||  11 de septiembre 2017

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Los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de las Naciones Unidas (UN) constituyen el acuerdo multilateral internacional más ambicioso e importante en la dirección de la sustentabilidad. Este 2017 se cumplen 30 años de que el «desarrollo sustentable» se planteó como el paradigma de la época. El discurso de los gobiernos del mundo, las grandes corporaciones, las empresas, las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y las academias, giran alrededor de este paradigma, de una u otra manera. Pero, ¿qué es el desarrollo sustentable? ¿Es lo mismo que la sustentabilidad ambiental del desarrollo? ¿Qué lo distingue de la economía verde o, más aún, del crecimiento verde? ¿No se habrá convertido, simplemente, en la gran muletilla de la época?

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Recientemente se publicó el «Reporte 2017 del Índice y Panel de Control de los ODS» que califica, sobre 100, avances de 157 países en el cumplimiento de los ODS (Glocalfilia 11/08/2017). Las calificaciones se ubican entre 36.7 (República Centro Africana) y 85.6 puntos (Suecia). Por su parte, según el análisis de la huella ecológica, el 2 de agosto la humanidad había agotado todos los recursos que podía ofrecerle la Tierra este 2017. Y si tomamos además en cuenta, que las actividades humanas están transgrediendo, o cercanas a transgredir, umbrales planetarios de procesos básicos de la biosfera a escala planetaria (ciclos biogeoquímicos, pérdida de biodiversidad, capa de ozono, estrés hídrico, desertificación, contaminación, etc.), el índice del cumplimiento de los ODS pareceser una medición más convencional que sustentableen sentido estricto (http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/fenrg.2017.00018/full).

El hecho que las actividades humanas estén transgrediendo ya, sustantivamente, la biocapacidad regenerativa (de renovación de biomasa y mantenimiento funcional) de la biosfera,continúa siendo un tema a debate todavía no muy reconocido (excepto por el cambio climático antropogénico). Pero ya se acepta que el capital natural se ha convertido en el principal factor limitante del desarrollo económico actual y futuro. En el caso del calentamiento global, para limitarlo a no más de +2 Centígrados quedarían solamente 20 años más de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al ritmo anual actual.

La sobrecarga que la humanidad ejerce sobre los ecosistemas del planeta puede ser cuantificada en función de la demanda de espacios biológicamente productivos para agricultura, ganadería, pesca, forestería, fibras, agua, captura de carbono, ciudades, digestión de desechos, soportes para grandes infraestructuras, parques industriales, etcétera. La más reciente medición (Glocalfilia 25/08/2017), realizada bajo una perspectiva conservadora, indica que la demanda humana excede en un 68% la biocapacidad disponible (1.7 planetas necesita la humanidad).


Los numerales indican los 10 países con más alta calificación en el Índice de Cumplimiento de ODS, así como los 10 países con menor calificación.
Obsérvese que ningún país se encuentra en el cuadrante de desarrollo sustentable, sea porque posee alta huella ecológica, sea porque mantiene bajo IDH.

Pero ocurre una inmensa desigualdad en la contribución de países a la transgresión global de capacidades de renovación de recursos biológicos de la biosfera. El análisis de correlación entre huella ecológica e índice de desarrollo humano (IDH de las NU) entre países muestra que, a mayor IDH mayor la huella ecológica. Los países más desarrollados, con más alto nivel de vida, son los que realmente contribuyen a transgredir umbrales planetarios; en tanto que los países en desarrollo contribuyen poco y los menos desarrollados se encuentran todavía por debajo de exceder biocapacidades de renovación.

En la medida que una población global en crecimiento y el cambio climático incrementan las presiones sobre los recursos naturales, disminuir sustantivamente la demanda de recursos se convierte en una cuestión crucial para posibilitar la continuidad del desarrollo humano. En realidad, las inmensas presiones de demanda de recursos, naturales y biológicos, que ejercen los países más desarrollados, disminuyen las oportunidades de desarrollo de los países intermedios y, sobretodo, de los menos desarrollados.

En este contexto, cómo imponer, en el despliegue de esfuerzos para cumplir los ODS, una drástica reducción de la desigualdad en el uso de recursos, de huellas ecológicas y de contribuciones a la transgresión de umbrales planetarios (cambio climático y pérdida de biodiversidad a la cabeza), se configura como el mayor desafío de estas primeras décadas del siglo XXI. Claro, si de lo que se trata es de asegurar el desarrollo humano futuro en condiciones de sustentabilidad, pacífica y civilizada; no bajo escenarios Mad Max…

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