La vida en el Chicxulub se recuperó “rápido”, tras el devastador impacto
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La vida en el Chicxulub se recuperó “rápido”, tras el devastador impacto
Por Isaac Torres Cruz || La Crónica de Hoy || Miércoles 13 de junio, 2018
Los microorganismos regresaron a la “zona cero” unas décadas después y en 30 mil años ya se había repuesto el sistema de biodiversidad completamente, señala Jaime Urrutia La vida en el Chicxulub se recuperó “rápido”, tras el devastador impacto
La investigación científica realizada en los últimos años en el cráter de Chicxulub, en Yucatán, ha revelado que el asteroide que impactó la Tierra hace 65 millones de años fue siete millones de veces más grande que el de la bomba nuclear más poderosa del planeta; también que el material fragmentado salió disparado a velocidades mayores de 9.8 km por segundo y que, en pocos segundos, dentro de la parte central de la cavidad del núcleo se formó una estructura más grande que el Monte Everest, más de 10 mil metros de altura, y después se desplomó.
También se sabe que la colisión causó la extinción del 76 por ciento de la biodiversidad del planeta, entre ellos los dinosaurios, y que algunos de los animales que sobrevivieron fueron mamíferos de menos de un kilo. Ahora, un grupo internacional de científicos pertenecientes a la expedición 364 del Programa Internacional de Descubrimiento Oceánico ha revelado un acontecimiento más: la vida microbiana se recuperó rápido, muy rápido, en la zona cero.
El hallazgo en el que participan los mexicanos Jaime Urrutia Fucugauchi y Ligia Pérez Cruz, del Instituto de Geofísica de la UNAM, refiere que los microorganismos marinos en la zona núcleo del impacto, donde todo rastro de vida se desvaneció en un instante, regresaron tan sólo décadas después del Apocalipsis Cretácico y que 30 mil años después el sistema se había recuperado.
“Las condiciones de recuperación de productividad en el área es relativamente alta para un periodo de 30 mil años después del impacto”, señaló en conferencia Ligia Pérez. La científica explicó que la expedición, a bordo del buque-plataforma L/B Myrtle, perforó y extrajo en mayo y abril de 2016 muestras de roca en la región marina del cráter, cerca de Puerto Progreso. Entre estos se encuentra el núcleo estrella, obtenido a 616 metros de profundidad de la perforación, el cual marca el intervalo entre el Cretácico-Paleógeno y la extinción masiva.
En estas muestras, los científicos hallaron fósiles de microorganismos llamados foraminíferos planctónicos, nanoplancton calcareo e icnofósiles, los cuales se encontraban por cientos en tan sólo algunos fragmentos, lo cual permitió hacer cuantificaciones y reconstrucciones en el tiempo geológico. Los resultados del estudio son publicados en la más reciente edición de la revista Nature.
El nanoplancton calcáreo, apuntó la especialista, es un recurso de notable importancia, puesto que es el primer eslabón de la cadena trófica y permitió a otros microorganismos su recuperación para dar soporte a la evolución de la vida. Adicionalmente, la científica refirió cómo es que la aparición de la vida habría ocurrido incluso décadas después del cataclismo.
En las laminaciones milimétricas de las rocas extraídas, observaron la aparición de algunos foraminíferos desde antes del periodo de recuperación, si bien no en gran cantidad refiere la presencia de algunas especies. “Tenemos que asegurarnos de que las muestras no están contaminadas y las mediciones sean correctas, no obstante, todo apunta a que la recuperación de la vida fue muy rápida”.
“RESURRECCIÓN”. De acuerdo con Urrutia, pionero de la investigación del Chicxulub, el regreso de la vida a la zona dependió de las condiciones del Golfo de México y el Caribe; la forma del cráter, que estaba abierto para permitir la circulación de agua oceánica e incluso sistemas hidrotermales formados por el impacto del mismo bólido.
“A diferencia de otros ecosistemas, que fueron fragmentados y parte de sus organismos desaparecieron, en el sitio del impacto todo rastro de vida se evaporó y quedó estéril”, señaló el también miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y de El Colegio Nacional. No obstante, paradójicamente, se recuperó con mayor rapidez que, por ejemplo, zonas boscosas, que tardaron de tres a seis millones de años en recuperarse, pero que incluso no alcanzaron su forma original.
Los científicos ahora analizan otros resultados de las muestras tomadas de la expedición, relacionadas con la trayectoria del bólido y algunas otras preguntas que han surgido con estos resultados. No obstante, Ligia Pérez enfatiza la importancia de este hallazgo, que no sólo permite entender mejor el desarrollo de la Tierra y otros sistemas planetarios. “También cómo es que la vida se reinventa y resurge sin importar la adversidad de condiciones”.
Fuente:http://www.cronica.com.mx/notas/2018/1082548.html