Calakmul: patrimonio mundial
Calakmul: patrimonio mundial
Julia Carabias Lillo || Reforma || 16 de agosto 2014
Calakmul, por el excepcional valor de su riqueza natural y cultural, fue inscrito como Bien Mixto en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco con el nombre de "Antigua Ciudad Maya y Bosques Tropicales Protegidos de Calakmul, Campeche, México".
Para la Unesco, la categoría de Bien Mixto significa que es un sitio con valor universal desde la perspectiva tanto de la historia, el arte o la ciencia, como de la conservación, o de la belleza natural.
Con esta nueva denominación se amplía la que había obtenido, en 2002, la zona arqueológica de Calakmul como Patrimonio Cultural de la Humanidad y el reconocimiento que recibió, en 1993, la Reserva de la Biosfera de Calakmul al ser incorporada en la Red Mundial de Reservas de la Biosfera del Programa El Hombre y la Biosfera (MaB) de la Unesco.
En este Bien Mixto se incluyen 38 sitios arqueológicos que corresponden a los asentamientos mayas establecidos entre el año 500 a.C. y el 900 d.C. Entre ellos, destacan los vestigios de Calakmul, una de las más relevantes y grandes ciudades prehispánicas mayas del periodo Clásico.
Los atributos naturales más destacados del sitio son su gran biodiversidad de especies y ecosistemas y su servicio ambiental de captación de agua. Este bosque o selva tropical, está conformado, a su vez, por diversos tipos de vegetación. Estos ecosistemas albergan más de 100 especies de mamíferos, casi 300 de aves, 50 de reptiles, 16 de anfibios, 18 de peces y 1200 de plantas vasculares. De todas estas especies, 155 están consideradas en peligro de extinción.
Además, el sitio se caracteriza por la presencia de las llamadas aguadas o acalches, infraestructura de captación de agua construida por los mayas y que es frecuentada por fauna emblemática y en peligro de extinción como el tapir, el jabalí de labios blancos, el jaguar y otros felinos.
La inclusión de Calakmul en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco es una buena noticia porque con ello se resalta, en el ámbito mundial, la importancia natural y cultural de este espacio mexicano. Desafortunadamente, este tipo de reconocimiento a veces es criticado por algunos detractores de las áreas naturales protegidas (ANP), quienes argumentan que con ello el país pierde la autonomía sobre su territorio y que los dueños de la tierra corren el riesgo de perderla. Argumentos muy alejados de la verdad, que siembran miedo y rechazo entre las comunidades locales. Estos bienes inscritos en la Lista quedan, al igual que el resto de las áreas naturales protegidas y de las zonas arqueológicas del país, bajo la responsabilidad de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y del Instituto Nacional de Antropología e Historia, respectivamente y de manera coordinada y no afectan la tenencia de la tierra. Además, están regulados bajo el régimen jurídico de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como por el resto de las regulaciones nacionales sobre tenencia de la tierra y uso de los recursos naturales.
Lo que es un hecho, es que, el país, al solicitar la inscripción voluntaria de un espacio natural y cultural como Bien Mixto, se compromete a cumplir con la normatividad que el propio país ha adoptado para la conservación de estos territorios; nada más, pero tampoco nada menos, lo cual no es poca cosa ante las crecientes presiones económicas sobre las ANP. En otras palabras, el marco regulatorio de las áreas naturales protegidas es claro y robusto y las declaratorias y programas de manejo especifican lo que se puede hacer en su interior y lo que está prohibido. Sin embargo, numerosos proyectos de desarrollo económico como mineros, de construcción de infraestructura o de explotación forestal están ejerciendo serias presiones en algunas ANP, forzando la interpretación de la ley y de los programas de manejo, e incluso llegando a modificar los decretos, lo que pone en riesgo su integridad. Las áreas naturales protegidas inscritas en la Lista de la Unesco estarán en el escaparate global con lo cual quedarán mejor protegidas. Ojalá no se necesitara recurrir a estos mecanismos y los mexicanos fuéramos capaces de estar orgullosos de conservar nuestro patrimonio natural y cuidarlo con celo extremo.
Fuente: Hemeroteca