Cañón del Usumacinta

Julia

 

Cañón del Usumacinta

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  16 de octubre 2008

Uno de los espacios naturales más importantes de México lo constituye la Cuenca del Río Usumacinta. Se trata de una cuenca binacional, compartida con Guatemala, y que sólo en su parte mexicana abarca cerca de 3 millones de hectáreas, la mayoría de las cuales se ubican en el estado de Chiapas y una parte menor en el este de Tabasco.

La Cuenca del Río Usumacinta, junto con la del Río Grijalva, representa la región hidrológica de mayor captación de agua dulce del país y la séptima más importante del mundo. Los escurrimientos de la Cuenca del Río Usumacinta, desde las montañas de los Cuchumatanes en Guatemala y de los Altos de Chiapas en México, conforman múltiples arroyos y ríos que confluyen en la región del Marqués de Comillas (frontera de México con Guatemala) y forman el Río Usumacinta, el cual, después de un sinuoso recorrido de 800 kilómetros desemboca en el Golfo de México.

En esta Cuenca, debido a su gradiente altitudinal, se establecen diversos tipos de ecosistemas como son los bosques templados y de neblina de la zona de Monte Bello, la selva tropical húmeda de la Selva Lacandona y los humedales de Tabasco. Estos ecosistemas, a diferencia de los existentes en la Cuenca del Río Grijalva, se encuentran aún en relativo buen estado de conservación y en ellos habita la mayor biodiversidad del país y una de las más importantes en el mundo.

Esta región está todavía bien conservada gracias a la existencia de varias áreas naturales protegidas (ANP): las reservas de la biosfera Montes Azules (331 mil 200 ha), Lacantún (61 mil 873 ha) y Pantanos de Centla (302 mil 706 ha); los monumentos naturales Bonampak (4 mil 357 ha) y Yaxchilán (2 mil 261 ha); la Reserva Comunal Sierra de la Cojolita (2 mil ha); las áreas de protección de flora y fauna Cascadas de Agua Azul (2 mil 580 ha), Nahá (3 mil 847 ha), Metzabok (3 mil 368 ha) y Chan Kín (12 mil 184 ha) y el Parque Nacional Lagunas de Montebello (6 mil 395 ha). En conjunto, estas ANP abarcan el 25 por ciento de la parte mexicana de la Cuenca.

El 22 de septiembre el presidente de la República dio a conocer el decreto de una nueva ANP, el Área de Protección de Flora y Fauna Cañón del Usumacinta, en el Municipio de Tenosique, Tabasco, con una superficie de 46 mil 128 hectáreas. Se trata de una iniciativa en su origen local del gobierno de Tabasco que ahora fue retomada por la Federación. Esta nueva ANP se conecta con el Parque Nacional Sierra del Lacandón de Guatemala y entre ambos espacios quedan protegidas 250 mil hectáreas de un ecosistema común.

Además de la importancia de este decreto, ese día se despejó públicamente una duda que ha estado gravitando desde hace años y que, a raíz de las inundaciones del año pasado en Tabasco, volvió a resurgir: la construcción de presas hidrológicas en el Río Usumacinta. El Presidente, en su discurso, mencionó que no se construirá ninguna presa en este río y de esta forma el decreto pone fin a una etapa y a la permanente amenaza de la destrucción de estos importantes ecosistemas vírgenes.

Estos anuncios son buenas noticias para la conservación de la región. Falta ahora reforzar las acciones de uso sustentable de la riqueza natural de esta zona, para lograr mejorar las condiciones de vida de las múltiples poblaciones que en ella habitan, muchas de las cuales se encuentran en condiciones de extrema pobreza, además de fortalecer las acciones de restauración ambiental en áreas críticas deterioradas.

El conjunto de estas acciones de conservación, uso sustentable y restauración en la Cuenca del Río Usumacinta, permitirá detener las tendencias crecientes de cambio de uso de suelo que amenazan la integridad natural de la región. Ello implica cambiar inercias y obliga a fortalecer la coordinación de las instituciones gubernamentales, en sus distintos órdenes de gobierno, con los actores locales, para diseñar e implementar una política común de largo plazo de desarrollo rural sustentable.

Resulta además indispensable construir nuevos espacios de gobernanza, en donde los actores locales tengan mayores posibilidades de decidir sobre su propio desarrollo. La constitución de un Consejo de Cuenca para el Río Usumacinta y de uno o varios Consejos Regionales de Desarrollo Rural Sustentable, como lo marca la ley, pueden convertirse en verdaderos espacios de participación para los actores locales y en las primeras instancias de resolución de conflictos. La ausencia de estos espacios incrementa la tensión política en la región, y la falta de atención eficaz por parte del gobierno detona permanentemente procesos de inestabilidad social.

La Cuenca del Río Usumacinta es pues una región geográfica estratégica por estar ubicada en la frontera; es la región de mayor importancia para México por su biodiversidad y producción de agua dulce; está habitada por centenas de pequeñas poblaciones marginadas; es una región de alta conflictividad política; y contiene una riqueza natural de un enorme potencial para su desarrollo. Por ello, debería convertirse en una región de alta prioridad que garantice la conservación del patrimonio natural nacional y su uso sustentable para el bienestar social de sus habitantes. No hay que escatimar esfuerzos, el reto es enorme pero en esta región el logro es aún posible.