Científicos y políticas

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Científicos y políticas

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  08 de junio 2013

"El planeta Tierra está acercándose rápidamente a un punto de quiebre y, si no ocurren cambios, sufriremos una degradación substancial hacia el 2050", aseveró un grupo de 16 reconocidos científicos dedicados a la evaluación de los impactos biológicos y sociales causados por los problemas globales, entre los que participa el mexicano Rodolfo Dirzo. El 23 de mayo, este grupo lanzó una declaratoria apoyada por más de 500 científicos de numerosos países, lo que dio inicio a una campaña electrónica de adhesión de firmas con la finalidad de crear conciencia entre los líderes mundiales y el público en general, y ejercer presión y sentido de urgencia para que los tomadores de decisiones apliquen medidas de fondo. El primer gobernante en unirse a esta iniciativa fue el gobernador de California, Jerry Brown.

Durante décadas se ha acumulado conocimiento mediante cientos de estudios, evaluaciones, reportes, artículos, libros, pero este acervo se encuentra disperso, fragmentado y, con frecuencia, inaccesible. A diferencia de otras áreas, como la medicina o la ingeniería, en las que los descubrimientos se aplican inmediatamente, en el caso del saber sobre la interacción de los sistemas humanos y naturales, en general, su transferencia para influir en las políticas públicas y regulaciones no ha sido del todo exitosa, entre otros motivos, porque se afectan muchos intereses económicos como lo hemos visto en los temas de cambio climático.

En las últimas dos décadas se han creado diversas instituciones, organismos y mecanismos, en los ámbitos global y local, para fortalecer y acelerar la interfaz entre la ciencia y las políticas públicas. Ejemplos de ello, a nivel internacional, son el Panel Intergubernamental de Cambio Climático o la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos (IPCC e IPBES, respectivamente, como se les conoce por sus siglas en inglés). En México, destacan instituciones como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, cuya responsabilidad es la generación de información para la toma de decisiones en el ámbito de su competencia.

Sin embargo, los retos son de tal magnitud que mucho ayuda la suma de otros esfuerzos y mecanismos complementarios los cuales, utilizando los avances tecnológicos de la comunicación, contribuyen a generar conciencia en millones de personas y, a su vez, a construir las condiciones propicias para la toma de decisiones, a veces difíciles, para lograr los cambios necesarios en los tiempos oportunos.

La declaración "Manteniendo los sistemas de soporte de vida humana en el siglo XXI" (http://mahb.stanford.edu/endorse-the-message-to-world-leaders/) constituye una muy pertinente y comprensible síntesis de 20 páginas con 123 citas bibliográficas científicas que avalan, con plena certidumbre, cada aseveración que se expresa sobre las cinco grandes amenazas globales que, independientemente de donde se generan, afectan a todo el planeta, al bienestar humano y a la estabilidad social. Las amenazas son: la alteración del clima del que depende la vida en el planeta; la detonación de extinciones masivas de especies; la destrucción de ecosistemas diversos dañando los sistemas básicos que soportan la vida; la contaminación del suelo, el agua y el aire con sustancias nocivas que deterioran los procesos biológicos e imponen altos costos de salud; y el rápido incremento de la población humana manteniendo los viejos patrones de producción y consumo.

Lo importante de la declaración es que, además del excelente diagnóstico sobre cada amenaza, se presenta un conjunto de sugerencias viables para su solución, científicamente avaladas, con lo que se logra, no sólo advertir de las mismas, sino sembrar la esperanza sobre un mejor futuro, siempre y cuando los gobiernos y la sociedad se comprometan a promover y aceptar los cambios.

Entre las múltiples soluciones propuestas destacan: fomentar el consumo eficiente de energía en las edificaciones, en el transporte y en los sistemas manufacturados; implementar medidas de adaptación al cambio climático; reconocer los beneficios económicos e intangibles que provienen de la protección de los ecosistemas naturales; mejorar la eficiencia en la producción y distribución de los alimentos y disminuir su desperdicio; disminuir y eventualmente detener el crecimiento de la población fomentando el acceso a la educación, a las oportunidades de trabajo, a la atención a la salud incluyendo los servicios de planeación familiar, con especial atención a los derechos de la mujer.

Además, los científicos urgen a utilizar la mejor ciencia disponible para anticipar escenarios de los siguientes 50 años, con la finalidad de aplicar políticas, globales y locales, garantizar la salud del medio ambiente en el largo plazo, así como adaptarse y enfrentar la inevitable crisis inmediata.

Fuente: Hemeroteca