Crónica de un incendio
Crónica de un incendio
Julia Carabias Lillo || Reforma || 25 de mayo 2013
A los brigadistas combatientes de incendios forestales.
Eran las ocho de la noche del 2 de mayo cuando los ejidatarios de Galacia, del municipio de Marqués de Comillas en Chiapas, dueños del hotel ecoturístico Canto de la Selva, alertaron a Natura y Ecosistemas Mexicanos, organización no gubernamental que trabaja en la Selva Lacandona, sobre el surgimiento de un incendio en el cerro Xanab-ku de la Reserva de la Biosfera Montes Azules. Una tormenta eléctrica sin lluvia había ocurrido horas antes. A diferencia de los demás incendios del país, originados en su mayoría por quemas agropecuarias no controladas, éste tuvo una causa natural -caso raro.
El cerro Xanab-ku emerge de la planicie del remanente más extenso de selva tropical húmeda de México. Por ocurrir en un área natural protegida era un incendio de alta prioridad para su atención y por las abruptas laderas de roca caliza, de gran complejidad para su combate.
Al instante se avisó a la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), quienes respondieron que al día siguiente se presentarían los brigadistas y un helicóptero para el combate inmediato. Estábamos a tiempo.
Los brigadistas de la Conanp llegaron el 4 de mayo y un día después los de la Conafor. Operando como base desde la Estación Chajul, administrada por Natura y Ecosistemas Mexicanos, los combatientes trataron de acceder al siniestro, pero, tras muchas horas de abrir sendero no lograron llegar ni a la falda del cerro; el incendio estaba en la parte más alta y se había extendido a tres frentes. Las escarpadas pendientes de roca suelta y la lluvia de brasas incandescentes no permitieron acercarse más. El domingo 5, el helicóptero anunciado de Protección Civil de Chiapas sobrevoló la zona, pero nunca aterrizó; reportó no haber encontrado el incendio. El lunes 6, Protección Civil confirmó que no regresaría el helicóptero y que habría que esperar a las lluvias. Impotentes, desanimados y agotados los brigadistas se retiraron; nada podían hacer solos por tierra.
La Conafor decidió mover un helicóptero que operaba en Oaxaca. El día 9, por la tarde, llegó la aeronave al mando de un experimentado, diestro y bien dispuesto piloto, el capitán Bórquez; la pipa de turbosina llegó al día siguiente. El 11 de mayo, a pesar de los cerca de 50 mil litros de agua que el helicóptero, con su helibalde, arrojó sobre las llamas no pudo con el fuego; faltaban los brigadistas en tierra. En la madrugada siguiente el subdirector de la reserva fue a buscar, a 200 km, a los brigadistas de la Conanp. Por fin, el 13 de mayo todos juntos, bajo la coordinación precisa del operativo entre Ronay Pola, responsable aéreo de la Conafor, y el brigadista del gobierno del estado José Luis Carmona, hombres capaces y conocedores, junto con el capitán Bórquez, su helicóptero y helibalde, los brigadistas por tierra y la pipa de 5 mil litros de turbosina, mediante maniobras de alto riesgo y con la "ayudadita" de una leve lluvia de la madrugada, controlaron el incendio. Como ellos dicen, lo "descabezaron". Quedaron dos columnas de fuego acotadas dentro del área incendiada que se vigilaron diariamente; la lluvia, que finalmente llegó el 23 de mayo, acabó por sofocarlas.
¿Cuáles son las lecciones aprendidas del combate de este siniestro?
1. Los incendios forestales en áreas naturales protegidas deben recibir la prioridad número uno en atención, ya que se trata de los espacios en los que la nación salvaguarda la biodiversidad del país.
2. El éxito para controlar un incendio radica en su inmediata atención. El aviso de la sociedad, la detección de focos de calor por imágenes de satélite, como lo realiza la Conabio, o los sobrevuelos especializados son la clave de la alerta temprana.
3. La coordinación entre las autoridades de los tres órdenes de gobierno para disponer de manera eficiente y eficaz de los recursos humanos, económicos y materiales bajo los criterios y prioridades acordadas debe ser meticulosa y sin errores. Las autoridades estatales responsables deben ser las de medio ambiente o las forestales, no las de Protección Civil; se trata de incendios en ecosistemas forestales no en asentamientos humanos.
4. El combate debe combinarse simultáneamente (cuando las condiciones lo requieran) con equipo aéreo y brigadistas terrestres. En terrenos difíciles los combatientes no pueden sofocar los incendios solos, tampoco los helicópteros sin los brigadistas.
5. El combate de un incendio debe tener una estrategia específica para cada condición y personal calificado que sepa por dónde acceder al fuego y cómo atajarlo. El entrenamiento y equipamiento de los brigadistas y de las comunidades debe ser constante. La espontaneidad y buena voluntad pueden ser, en estos casos, mortales.
Las altas temperaturas y los prolongados días secos, anormales para el trópico húmedo, detonaron este incendio. Ésta es una nueva alarma de que el cambio climático va en serio; hay que asumirlo, contribuir a mitigarlo y prepararse mejor para enfrentarlo. ¿Cuántas catástrofes más necesitamos para reaccionar?
Fuente: Hemeroteca