Para refrescar la memoria
Para refrescar la memoria
Julia Carabias Lillo || Reforma || 14 de abril 2012
Hace tres décadas, un grupo de universitarios, militantes y simpatizantes del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) nos dimos a la tarea de reflexionar sobre los problemas nacionales en torno al deterioro ambiental y su vinculación con los procesos productivos. Nuestro propósito era, en caso de llegar a propuestas de consenso, presentarlas al candidato a la presidencia del PSUM, Arnoldo Martínez Verdugo, para ser integradas en la propuesta de política nacional de desarrollo que el partido estaba construyendo en la campaña electoral.
Era la primera ocasión, 1982, que un partido de izquierda participaba en las elecciones presidenciales amparado por la ley. El PSUM, primer intento de unificación de la izquierda mexicana, impulsó una campaña cuyo objetivo central fue la elaboración, profundización y difusión de un programa que situara al partido como una fuerza nacional de alternativa y no meramente denunciadora. Esta posición nos resultó un estímulo para la reflexión sobre un tema ausente en los debates y en la política gubernamental de la época: el medio ambiente.
En esos años, los asuntos ambientales no formaban parte de la agenda nacional; estaban restringidos al ámbito académico y apenas surgían las primeras organizaciones ecologistas. En la administración pública existía, desde 1971, la Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente en el seno de la Secretaría de Salud, que se limitaba a los impactos en la salud causados por la contaminación atmosférica, principalmente en las grandes ciudades y, sobre todo, en la Ciudad de México. El ámbito internacional tampoco contribuía a avivar el tema; habían transcurrido 10 años desde la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano, realizada en Estocolmo en 1972, y el concepto de desarrollo sustentable aún no se había acuñado.
En este contexto, prácticamente de nulo interés por el medio ambiente, en el seno del PSUM se analizaron los impactos ambientales ocasionados por las actividades agropecuarias, pesqueras y forestales y la relación entre la ecología y la producción de alimentos y la industrialización. Los resultados de esas motivantes discusiones se dieron a conocer en un evento público en el auditorio, repleto, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia al que, gracias a la gestión de Rolando Cordera, asistió el candidato del PSUM. Vale la pena recordar la irrupción de un grupo de personas (10 o 12) vestidas de blanco, arengando que éramos los comunistas que íbamos a desestabilizar al país; al frente del grupo estaba un señor muy gritón: Jorge González Torres, quien, cuatro años después, fundó el Partido Verde Ecologista.
Los planteamientos ambientales que hizo el PSUM tuvieron gran eco. Meses después, las ponencias se publicaron en un atractivo libro, Ecología y recursos naturales: hacia una política ecológica del PSUM, presentado por Miguel Ángel Granados Chapa y Eraclio Zepeda. Pocas semanas antes de su muerte, recordábamos con Granados Chapa aquel emocionante evento.
De manera paralela e independiente, otros biólogos, encabezados por el doctor Arturo Gómez-Pompa y algunas organizaciones conservacionistas como Biocenosis AC, elaboraron un planteamiento para el candidato del PRI que fue expuesto por Alicia Bárcena, actual secretaria ejecutiva de la CEPAL, en la consulta popular organizada por ese partido en Campeche.
El resultado de esos esfuerzos se tradujo en que, una vez Presidente, Miguel de la Madrid envió al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública para transformar la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, en la cual se incluyó una Subsecretaría de Ecología; la primera titular de esa Subsecretaría fue Alicia Bárcena.
Así inició la segunda etapa de la política ambiental mexicana. Por primera vez se integraba una visión de ecosistemas dejando atrás el sesgo sobre salubridad de los 10 años anteriores. Más tarde, a fines de 1994, el proceso de integración se consolidó y se creó la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, logrando así conjuntar los sectores productivos con el ambiental; lamentablemente en 2001, al cambio de gobierno, se desmembró el sector pesquero del sector ambiental, dando origen a la actual Semarnat.
No obstante los avances incuestionables logrados durante las últimas tres décadas de gestión ambiental, algunas de las propuestas del PSUM continúan aún pendientes. Hemos fracasado en los intentos de una verdadera integración de políticas públicas para construir el desarrollo sustentable que permita erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, promover el crecimiento económico incluyente y la producción y consumo más sustentables, sin deteriorar al medio ambiente y garantizando la conservación de los ecosistemas naturales.
Ojalá se escuchen y aprovechen los múltiples procesos de análisis que están ocurriendo, dentro y fuera de los partidos, en torno a las campañas electorales y se concreten en cambios sustantivos.
Fuente: Hemeroteca