Tráfico de tierras frena estudios de biodiversidad: Julia Carabias
- Los biólogos son tachados de «biopiratas» cuando realizan inventarios
- Subraya los resultados logrados por Natura y Ecosistemas en Marqués de Comillas, Chiapas
- Conocemos 10% de la flora y fauna existente, destaca la ex secretaria de Medio Ambiente
Angélica Enciso L. || Periódico La Jornada || Miércoles 3 de enero de 2018, p. 25
Los inventarios de la biodiversidad y la taxonomía ya no se realizan, porque los biólogos, cuando ponen un pie en una comunidad y quieren hacer los estudios de flora y fauna, son tachados de «biopiratas», señaló Julia Carabias Lillo, primera secretaria de Medio Ambiente en el país y que en los pasados 17 años se ha dedicado a estudiar la Selva Lacandona en Chiapas. Ya no hay un avance del conocimiento de la biodiversidad, se calcula que conocemos apenas 10 por ciento de lo que existe, indicó.
En entrevista, tras recibir la medalla Belisario Domínguez en el Senado, la bióloga se refirió a su trabajo en la reserva de la biosfera Montes Azules, en la Selva Lacandona, el cual por residentes de la zona ha sido tachado como una labor de biopiratería y la llevó a vivir un secuestro en 2014, pero dice que el fin de su labor con la asociación Natura y Ecosistemas es lograr la deforestación cero, que haya inversión en proyectos productivos sustentables, que la gente pueda vivir en perfectas condiciones de vida y dejen de ser pobres.
En la Selva Lacandona existen todos los focos rojos
Explicó que en la Selva Lacandona están “todos los focos rojos que uno pueda mencionar de pobreza, deterioro, ilegalidad, narco, tráfico de mujeres. También es la zona más rica en biodiversidad y de mayor agua. Hay mucha gente en pobreza, esto se traduce en falta de alimentos, educación e información. No llega celular, televisión, radio ni periódico. Nada. Sólo llega la voz del que tira rollo. Por eso esas comunidades se han convertido en botín político. ¿Cómo? Hay una industria de la invasión, de la expropiación, de la regularización de las tierras. Y antes circulaba mucho dinero en eso, históricamente, sí lograban la regularización, con eso se han ido comiendo la reserva”.
Añadió que su posición es que en la reserva no se puede regularizar la tierra, pero la gente con necesidad debe tener una atención de sociedad y gobierno para una vida digna. «No forzosamente tiene que ser con más y más tierra. No alcanza. En general en la región se reparten de 20 a 50 hectáreas por campesinos. Son muchas».
El problema, dijo, es que los sistemas productivos son un desastre. «Se corta, se tala, se mal siembra, se agota el suelo, se pasa al otro predio y así se empieza a hacer una vegetación en eso que ya no permite que los suelos sean productivos. Se mete ganado, se pisotea y acaba invadido con especies exóticas o con pastos. Y se abandona».
Sostuvo que la propuesta es una reconversión productiva, un modelo diferente, con buenas prácticas de uso de suelo adecuado, y puede incrementarse mucho la producción. Y en los sitios de ecosistemas naturales, bien conservados, no tiene que cambiarse el uso del suelo. Puede haber otro tipo de actividades productivas, está el ecoturismo, el manejo forestal sustentable.
Mencionó que «nos han acusado de traficantes, nos desprestigian, pero no pueden del todo. Sectores de la sociedad han visto que es falso». El señalamiento de que hacen biopiratería es parte del descrédito. Explica que este concepto ha pegado, pero explica que esa actividad se da cuando llega una empresa, se roba las cosas, va con un laboratorio y las patenta, después saca algún producto y la comunidad de donde lo sacó se queda viendo, en ese caso «se roba la biodiversidad, eso es biopiratería».
Apunta que sus grandes maestros, como Gonzalo Halffter, iban a los sitios, colectaban las plantas, animales, con lo cual se hicieron los museos y los herbarios, así como los inventarios y el conocimiento de la biodiversidad se amplió. Ahora, cuando esto se hace le llaman biopiratería, «ya se acabaron los inventarios, se acabó la taxonomía. Los biólogos no quieren estudiar esto porque saben que si ponen un pie en una comunidad, quieren hacer el estudio de la flora y fauna, los convierten en biopiratas».
Se ha avanzado en el municipio Marqués de Comillas, donde la gente ha cuadruplicado su ingreso, no hay deforestación, hay servicios ecoturísticos y el nivel de vida ha mejorado. Pero «no se ha podido avanzar en otros sitios, porque se enfrentan a intereses, entre otros, el tráfico de tierras».
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2018/01/03/sociedad/025n1soc