Aves, y dinero, vuelan

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Aves, y dinero, vuelan

Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Miércoles 15 de marzo, 2017

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Las ausencias que pesan

Una vez más, como ha venido sucediendo desde hace varios años, se ha celebrado en Yucatán –en Sisal, para mayor precisión– el Festival Alas de Yucatán, ahora con el oportuno lema de “Migración sin muros”. Esta fiesta, que reúne a estudiosos de las aves, aficionados a su observación, residentes locales, organizaciones conservacionistas, e instituciones académicas y gubernamentales, pone siempre el dedo en el renglón que enfatiza la gran diversidad de aves, entre migratorias y residentes, que vuelan por los aires yucatecos.

Y como todos los años, me quedo con la sensación de que es otra oportunidad que se va volando. El mundillo de los observadores de aves es todavía reducido en nuestra entidad y no hemos sabido cómo convertir este festival en emblema de lo que debería ser un destino irrenunciable para los observadores de aves a nivel mundial. Debo aclarar que no soy particularmente aficionado a esta actividad: no tengo ni la paciencia, ni el rigor que permiten gozarla de veras, pero respeto sin cortapisas a una comunidad que hace más por la conservación que muchos otros que se dicen “verdes”, o “ecologistas”, o las dos cosas a la vez.

Hace algún tiempo, en una simpática revista que se llamaba A ver Aves, un colega decía que “el dinero vuela”. La idea era que el turismo de observ

ación de aves es un mercado potencialmente enorme, y que además atrae un perfil de turista que resulta amigable con las actividades de conservación de la naturaleza: las apoya, las promueve y las practica.

Parece que aquí hay un mensaje que no hemos acabado de entender. Seguimos pensando que se trata de una actividad vinculada con las tareas académicas, o con el pequeño universo de los conservacionistas de veras. Lo promovemos como una actividad de “concientización”. Habría que cambiar la perspectiva, y promover al estado como un destino para un turismo redituable, que quiere venir con sus listas de avistamiento, a gozar del privilegio de poder observar, a lo largo de todo el año, más de 300 especies de aves.

Los grandes ausentes en la convocatoria del doctor Batllori y las organizaciones que lo acompañaron no son los estudiantes, ni los biólogos, ni los conservacionistas; ellos siempre están ahí. Los grandes ausentes son los hoteleros, la Canaco-Servytur, los funcionarios estatales y federales responsables de la promoción del turismo, todos aquellos actores sociales y constructores de políticas públicas relacionadas con los servicios a quienes nos visitan. Una de dos, o los conservacionistas erramos al no ofrecerles argumentos convincentes para participar, o bien están más o menos ciegos ante lo que debería ser una rutilante oferta de recurso, capaz de fortalecer la de por sí ya pujante empresa turística yucateca.

Insisto entonces: el dinero vuela, y quienes debían estarlo contando a manos llenas, ni tienen un pájaro en mano, ni ven volando los cientos que se les escapan.

Chetumal, Quintana Roo
roblesdeb1@hotmail.com

Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/2017-03-15/Aves–y-dinero–vuelan