Verificación automotriz, fomento de corrupción
Verificación automotriz, fomento de corrupción
Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Miércoles 8 de marzo, 2017
La calidad del aire y la combustión
Hace unos días, el secretario de medio ambiente y recursos naturales anunció que lanzaría una estrategia nacional de calidad del aire. Hasta ahí, como sucede con el mundo de las declaraciones de los políticos, todo parece andar muy bien; está preocupado por la calidad del aire en el país y considera necesario y urgente proponer una estrategia para mejorarla. Pero como acontece siempre desde ese enrarecido aire de la gran Tenochtitlan, parece juzgar al país como una unidad, que se puede medir siempre con el mismo rasero, partiendo de la misma unidad de medida.
Las cosas, sin embargo, no son tan sencillas. Si traemos el tema a la península de Yucatán, el asunto de la calidad del aire es muy diferente. Hace alrededor de treinta años, verificar las emisiones de los autos parecía una buena idea: tenía el atractivo de la tecnología novedosa, empezaban a usarla en la Ciudad de México, y parecía aportar al menos una herramienta de monitoreo de calidad del aire eficaz, oportuna y de sencillo manejo. Pero ahora, me parece que no puede medir lo que realmente deberíamos estar midiendo y controlando.
Nos quejamos, con razón, del tráfico en Mérida. No era tan intenso hace muy poco tiempo y ahora no sabemos si usar el claxon o tener paciencia. Y entonces nos resulta razonable echarle la culpa de la mala calidad del aire meridano a los automóviles, como si viviéramos en la ciudad de México. Pero nos equivocamos; la calidad del aire de Mérida no depende de los automóviles. Lo mismo sucede con el resto de los centros de población del estado de Yucatán. La calidad del aire depende de otros factores, de otras emisiones de gases y partículas.
En lugar de gastar el exiguo presupuesto que se destina a la política ambiental en nuestro país, en la instalación de centros de verificación de dudosa eficacia, que además suelen convertirse en oportunidades para la extorsión, el Estado mexicano debería poner atención en las causas diferenciadas del deterioro ambiental en las diferentes regiones del país. Son causas distintas y enlazadas en intrincados patrones complejos, que no pueden centrarse en los vehículos de combustión interna.
En Yucatán, donde las condiciones topográficas y meteorológicas permiten una rápida dispersión de las emisiones de fuentes móviles, la calidad del ambiente urbano radica en la disposición a cielo abierto –y quema desordenada– de los residuos sólidos, el fecalismo al aire libre, las quemas agropecuarias y los incendios forestales vinculados a ellas; además del ruido; independientemente de que éste último punto merece un tratamiento más a fondo y un insistente reclamo ante lo que parece una cultura del escándalo, en la que cada cual pretende anunciar su negocio, o su existencia, a golpes de decibeles de cumbias y reguetones.
El punto es que el gobierno federal haría bien en dejar que los estados y municipios determinaran libremente las estrategias de atención a los problemas de calidad del aire generados en sus centros de población y pusiera a su disposición los recursos que parece pretender gastar en sistemas de verificación automotriz, que solamente beneficiarán a unos cuantos inversionistas y abrirán nuevas puertas a la corrupción.
PD: Aprovecho estas líneas para felicitar a las mujeres con motivo de su día mundial y al doctor José Sarukhán por el premio que recibió hace un par de semanas.
Mérida, Yucatán
roblesdeb1@hotmail.com
Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/2017-03-08/Verificacion-automotriz–fomento-de-corrupcion
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