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Desastres, exposición y gestión de riesgos

Desastres no naturales en el centro de México

Cambiar la visión sobre la gestión de riesgos y generar una cultura para prevenir desastres

JADE A. C.

Ciudad de México, a 4 de octubre del 2017.

Cuando los fenómenos de la naturaleza se presentan de manera severa, constituyen peligros que pueden desencadenar un desastre, como el que hemos vivido recientemente en el centro del país. Sin embargo, a diferencia de lo que se ha expresado en reiteradas ocasiones, los desastres no son naturales.

Los eventos extremos relacionados con cambios del clima, sismos o actividad volcánica no se pueden evitar, pero a partir de decisiones y acciones humanas se podrían cambiar las condiciones que nos hacen vulnerables a ellos; es decir, modificar situaciones que nos colocan en mayor riesgo.

Los desastres son una manifestación de lo que hacemos o dejamos de hacer como sociedad para enfrentar los peligros y de la forma en que usamos los recursos naturales, en territorios ya vulnerables.

Cuando aceptamos que se trata estrictamente de fenómenos de la naturaleza, pareciera que no hay responsabilidades humanas sobre el manejo de la tierra.

Como se ha podido apreciar con los impactos de los recientes sismos, si pensamos que todo es culpa de la naturaleza, no nos preparamos como sociedad. Para reaccionar a la emergencia y prevenir daños necesitamos informarnos, integrarnos en el manejo de los riesgos y exigir a las instituciones mejorar los planes sobre el uso de nuestro territorio, considerando al medio ambiente.

Morelos es un estado con riesgo por actividad volcánica por su cercanía al Popocatépetl, y forma parte de una región con sismos considerados “poco frecuentes”. Como parte del Proyecto Integral Morelos se construye una hidroeléctrica que será alimentada por un gasoducto de aproximadamente 158 kilómetros que atravesaría los estados de Puebla, Tlaxcala y Morelos y de un acueducto que provendría de Cuautla (Morelos). Se realizan pruebas para la extracción de gas, que incluyen obras identificadas como “Tlaxcala-Morelos” y “Morelos-San José de Iturbide”. La ruta de algunas de las obras coincide en cierta forma con las localidades impactadas por el reciente sismo

Sin duda, los fenómenos naturales y sus efectos, como el caso de los temblores, se verán aumentados – por ejemplo- por las actividades de “fracking” o también llamado fracturamiento hidráulico, que se realiza como parte de ciertas obras para la exploración y obtención de gas.

En la comunidad científica se acepta que el fracking aumenta la ocurrencia e intensidad de los sismos, ya que para realizar perforaciones se utilizan explosivos y las perforaciones se llenan con agua a presión; así que justamente uno de los principales impactos ambientales del fracking es la inducción de sismos por la inyección del agua de desecho.

Ante la falta de información clara al respecto que tenemos los ciudadanos comunes, quiénes hemos recibido los impactos de los recientes eventos y a manera de acción preventiva y “principio precautorio”, invitamos a la sociedad mexicana a que se manifieste por un desarrollo compatible y respetuoso de las condiciones ambientales, contra el fracturamiento hidráulico y a que exija la suspensión de las obras para la construcción del gasoducto mencionado y de las actividades de exploración para la extracción de gas en el centro del país y en particular en las faldas del volcán Popocatépetl.

Lo anterior, hasta identificar los posibles impactos de las obras sobre las condiciones de vulnerabilidad frente a sismos y actividad volcánica en la región, y en tanto no se cuente con leyes que –entre otros aspectos- garanticen la seguridad de los procesos, la protección ambiental y de uso del agua y la inclusión de los ciudadanos en las decisiones sobre el desarrollo de la región centro del país.

Exhortamos a las autoridades y a las organizaciones de la sociedad civil a que apoyen y difundan acciones que transparenten la información y que fomenten la comunicación responsable y la participación informada y organizada; en general la cultura y la planeación basada en la prevención de desastres.

“Juntos podemos lograr una cultura de prevención y una gestión responsable del riesgo”.

JADE A.C., Justicia en Apoyo a los Derechos Ambientales y Humanos, es una organización de la sociedad civil enfocada en la justicia ambiental y los derechos humanos en México, América Latina y el Caribe. Genera instrumentos y acciones que reconocen a la justicia ambiental como el principio fundamental que hace valer el derecho de las personas a participar en procesos de planeación ambiental en particular y del desarrollo en general, así como de ser informadas y tener acceso a un medio ambiente sano y seguro. Coadyuva en la atención de las necesidades de personas vulnerables y vulneradas por su exposición a acciones, amenazas o peligros asociados a modelos de desarrollo no sustentables, bien sea en el ámbito nacional o internacional; en materia de derechos humanos y justicia ambiental y climática.


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