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De alienígenas, desaparecidos y diputados

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Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Martes 31 de octubre, 2023

Cámara

Encontrarse con que Maussan aproveche cualquier oportunidad para compartir sus delirios no sorprende

Sé que ya pasó mucho tiempo desde que sucedió este asunto, y quizá la corta memoria que norma los noticieros haya ayudado a olvidarlo, pero creo que no debemos echarlo en saco roto, de modo que me atrevo a volverlo a traer a cuento. Encontrarse con que Jaime Maussan aprovecha cualquier oportunidad para compartir sus delirios alrededor de presencias extraterrestres no sorprende en lo más mínimo: así ha sido desde que encontró un foro en los medios de comunicación. Que lo haya hecho a partir de que el creciente número de desapariciones forzadas se convierte en materia de discusión, enojo, dolor y tristeza cotidianos en México, ha sido tocar un fondo oscuro y fangoso de mal gusto, falta de empatía con las víctimas y sus familias, y torpeza moral.

Lo que sí no deja de sorprenderme es el pobre nivel que ha alcanzado el Congreso de la Unión, de unos años para acá. Debo subrayar aquí que esto es una tendencia que viene creciendo desde antes de que se iniciara la famosa cuarta transformación. Los diputados y diputadas gritones, enmascarados o disfrazados de animales diversos, que confunden la argumentación parlamentaria con el insulto, el ademán hostil, la consigna fácil y la actuación vandálica e irracional, son un espectáculo tristemente frecuente en la cámara desde hace ya muchos años.

Quizá resulto ingenuo al continuar pensando que el Congreso es un espacio de dignidad republicana y talante democrático, y que los diputados que nos representan en este foro debieran ser hombres y mujeres profundamente tolerantes, siempre dispuestos a escuchar al Otro, empeñados en construir consensos a partir de disensos razonables, o encontrar al menos terrenos satisfactorios de acuerdo, que permitan edificar una gobernanza eficaz, a partir de la formulación de instrumentos jurídicos robustos, inteligibles y adecuados a la realidad imperante.

No tengo idea de a quién se le debe la ocurrencia de invitar a Jaime Maussan al Congreso de la Unión, cuando cientos de familias claman por la presentación de sus desaparecidos, a tratar de explicar por qué considera que se debe dar reconocimiento de personas desaparecidas a supuestos “aliens” momificados, burdas construcciones de juguete. Lo que sí me queda claro es que no ha sido precisamente una muestra de sensibilidad, pero sí un gesto de impertinencia legislativa.

Gro Harlem Brundtland, que fuera primera ministra de Noruega y autora de Nuestro Futuro Común, obra que puso en la agenda global el concepto de sustentabilidad ambiental, decía desde los años noventa del siglo pasado, en un artículo publicado en la prestigiosa revista Science, que “la política que se desentiende de la ciencia y el conocimiento no resistirá la prueba del tiempo; de hecho, no hay más base para las decisiones políticas sensatas que la mejor evidencia científica disponible. Esto es especialmente cierto en los campos del manejo de recursos y la protección ambiental”. Yo añadiría que esto también es cierto cuando se trata de actividades como la búsqueda de personas desaparecidas, que requieren de una metodología forense de vanguardia.

Pero al parecer nuestros actuales legisladores consideran que no hace falta basarse en ciencia para llevar a cabo su labor cabalmente. A decir verdad, llevo semanas intentando decidir si todo esto ha sido una broma, lo que indicaría que a nuestros legisladores les sobra el tiempo, o si realmente el congreso mexicano encuentra de interés la posibilidad de reconocer legalmente la existencia en México de “fenómenos anómalos”. Si no se trata de una broma, y el cuerpo legislativo considera importante reflexionar acerca de la vida extraterrestre, y explorar formas de incorporarla en nuestras leyes, ¿por qué no preguntar antes a los científicos formales, que los hay, y muy destacados? Habría bastado con facilitar la tribuna al Doctor Antonio Lazcano Araujo, quien por cierto trajo a nuestro país al doctor exobiólogo Cyril Andrew Ponnamperuma, que dedicó una parte importante de sus esfuerzos a analizar la posibilidad de un origen extraterrestre de la vida en la tierra, poco después de haber invitado al Doctor Alexandr Oparin, a exponer sus teorías acerca del origen de la vida en nuestro planeta. Una sesión así les habría enriquecido mucho más que divertirse un rato con el delirante Maussan.

Ahora que nos acercamos al calendario electoral formal, y que estamos en proceso de cerrar otro ciclo sexenal, tendríamos que estar pensando, creo yo, a lo largo de dos canales fundamentales: primero, cómo hacemos que las cámaras resulten foros de debate y centros de reflexión política donde se confronten con serenidad y parsimonia democrática los asuntos que deberá enfrentar México a lo largo de los próximos seis años, para construir una nación viable, donde los ciudadanos podamos aspirar a vidas cada vez más alegres, prósperas y apacibles, Y segundo, tratemos de responder a la pregunta acerca de cómo elevar el nivel de los debates parlamentarios. Habrá pronto nuevos candidatos a diputados y senadores. ¿Cómo garantizar que se trate de personas capaces, demócratas de veras, sensatas y prudentes, buenas escuchas, dispuestas a aprender y a preguntar?, ¿Cómo asegurarnos de que no lleguen ahí solamente por ostentar un poder efímero, o pro atrapar en un escalafón político?, ¿Cómo evitar que prive la ordinariez y la ignorancia? México merece un parlamento robusto, un foro que construya democracia y gobernanza, que edifique acuerdos y soluciones, y deje de ser el primitivo palenque de galleros que ha sido estos años.

roblesdeb1@hotmail.com

Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/opinion/222641/de-alienigenas-desaparecidos-y-diputados-congreso-de-la-union-jaime-maussan

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