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Los manglares de Puerto Morelos

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Rafael Robles de Benito || La Jornada Maya || Martes 07 de marzo, 2023

Jornada

Esta área presenta un estado razonablemente bueno de conservación

En Puerto Morelos, Quintana Roo, en pleno torbellino del “desarrollo” turístico del Caribe mexicano, se encuentra una pequeña área de manglar, selva y duna costera que todavía presenta un estado razonablemente bueno de conservación. Esta área está constituida por un terreno propiedad del gobierno del estado, otro privado, cuyo propietario es el grupo hotelero Caribe Paradise, dueño también del Hotel El Cid, que colinda con el predio en cuestión, y el Jardín Botánico Alfredo Barrera Marín, actualmente concesionado al campus Chetumal del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

Hace ya más de una década, el señor Berdeguer, propietario del Hotel El Cid y del terreno contiguo, decidió destinar este último a la conservación, a perpetuidad. Esta decisión, y la vocación conservacionista del ya fallecido empresario, dieron lugar a un acuerdo entre el corporativo Caribe Paradise y el gobierno del estado de Quintana Roo para establecer un fideicomiso destinado a llevar a cabo las acciones necesarias para proteger ese predio y uno contiguo, aportado por el gobierno estatal.

Este fideicomiso fue creado ofreciendo ambos terrenos como bienes fideicometidos, y hoy cuenta con recursos que se podrían destinar a su manejo con fines de conservación, en lo que podría ser un área protegida sujeta a jurisdicción estatal, denominada Manglares de Puerto Morelos, que incluiría el jardín botánico más importante de la entidad.

A pesar de los reiterados esfuerzos de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, primero, y del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo, después, hasta ahora ha sido imposible lograr la operación eficaz del fideicomiso; y aunque a finales del año 2022 se envió a la Consejería Jurídica del ejecutivo estatal el proyecto de decreto que establecería el área, para su publicación en el periódico oficial del estado, esto aún no ha ocurrido, por razones que escapan a mi conocimiento y a mi entendimiento.

No pretendo conocer los motivos que han llevado a la empresa Caribe Paradise a no llevar a cabo las acciones que tendría que emprender para lograr que opere el fideicomiso en cuestión, a pesar de que el gobierno estatal ya ha hecho todo lo que de su parte se requería. Tampoco alcanzo a comprender por qué la consejería jurídica del estado se ha resistido a someter a la firma de la hoy gobernadora de Quintana Roo el decreto que crearía el parque. Las organizaciones conservacionistas de Quintana Roo y el Colegio de la Frontera Sur reconocen la importancia de proteger esta porción del territorio del estado, pero por alguna razón no se han mostrado particularmente combativas para promover el establecimiento formal del parque, ni su operación por parte del ejecutivo estatal.

este estado de cosas, apareció recientemente una declaración durante una de las “mañaneras” presidenciales, en la que el gran timonel anunciaba con entusiasmo que su administración crearía el parque Manglares de Puerto Morelos, sujeto ahora a la jurisdicción federal. No está claro si esta propuesta presidencial se realizaría solamente en el predio propiedad de Caribe Paradise, o si pretende incluir también los terrenos propiedad del gobierno estatal. Tampoco se conoce cuál pueda ser la posición del gobierno federal en lo que atañe al fideicomiso mencionado. Sabemos, eso sí, que al presidente no le gustan los fideicomisos, de modo que quizá se trate de extinguirlo, aunque vaya usted a saber qué se pretende hacer con los recursos que lo componen. Y tampoco se conoce qué papel jugaría en este arreglo federal el jardín botánico incluido en la propuesta formulada desde el IBANQROO.

Francamente, da lo mismo quién termine por decretar el área, o qué categoría se le asigne. El caos es que se puedan garantizar tres elementos, que me parece resultan fundamentales para garantizar el éxito de la propuesta como acción de conservación: primero, debería asegurarse que la declaratoria incluya la totalidad del área propuesta, de acuerdo con lo establecido en el estudio técnico justificativo realizado oportunamente; segundo, en el ánimo de garantizar un arreglo de gobernanza eficaz, participativo y democrático, deberá asegurarse que todos los actores involucrados (gobierno del estado, el corporativo Caribe Paradise, y el Colegio de la Frontera Sur, además del resto de las personas y organizaciones que han participado en la creación el fideicomiso del área) continúen teniendo voz y voto en las decisiones de manejo del parque; y tercer, y quizá más importante, que se reconozca el papel del Jardín Botánico Alfredo Barrera Marín como punto focal y de acceso al parque, convirtiéndose así en garante de que esta área protegida cumpla satisfactoriamente con una misión robusta de investigación y uso público para la interpretación de la naturaleza del litoral quintanarroense, además de su papel convencional como objeto de conservación.

De continuar el interés del ejecutivo federal por encabezar los esfuerzos dirigidos a la protección de esta porción del territorio, espero que quienes resulten responsables de ejecutar esta labor tengan la sensatez de adoptar las tres premisas mencionadas, y que las autoridades estatales, y especialmente el colegio de la Frontera sur, no renuncien a pugnar por su participación efectiva en el manejo y conservación de esta muestra de los ecosistemas peninsulares.

roblesdeb1@hotmail.com

Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/opinion/211743/los-manglares-de-puerto-morelos

 

 

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