Midiendo la sustentabilidad

Julia

 

Midiendo la sustentabilidad

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  19 de julio 2014

Si bien los principios del desarrollo sustentable están incorporados en los discursos de las agendas nacionales y globales, su aplicación dista mucho aún de dar buenos resultados. La pobreza, las desigualdades sociales, el deterioro ambiental, la pérdida de la biodiversidad, el calentamiento del planeta, entre tantos otros problemas, continúan con tendencias negativas crecientes. No sólo el desarrollo no es sustentable, sino incluso parece que, en años recientes, se aleja de esos principios.

En la Cumbre de Río+20 en 2012, los jefes de Estado adoptaron el documento "El futuro que queremos", en el cual se acordó, entre muchos otros compromisos, instaurar los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS). El propósito de dichos Objetivos es contar con una herramienta útil que oriente la ruta para incorporar los criterios de la sustentabilidad en el desarrollo y medir sistemáticamente los alcances.

Tras intensas deliberaciones realizadas durante 19 reuniones, el grupo de trabajo encargado de esta tarea presentó, el mes pasado, una propuesta a la recién creada Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Falta ahora la consulta en los países antes de que la Asamblea General de las Naciones Unidas apruebe en el mes de septiembre los Objetivos de Desarrollo Sustentable.

Los Objetivos de Desarrollo Sustentable deberán entrar en vigor en 2015 y se convertirán en la nueva generación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Los primeros (ODS), además de integrar a los segundos (ODM), abarcan otros temas y son más ambiciosos. Tienen la característica de ser muy concisos, limitados en número, fáciles de comunicar, de carácter global, universalmente aplicables y están orientados hacia la acción en el ámbito social, económico y ambiental.

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable son: terminar con la pobreza en todas partes; terminar con el hambre y mejorar la nutrición y promover la agricultura sustentable; alcanzar vidas saludables para todos; proveer educación de calidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos; alcanzar equidad de género, empoderamiento de la mujer y de las niñas en todos lados; asegurar disponibilidad y uso sustentable del agua y servicios de saneamiento para todos; asegurar energía sustentable para todos; promover crecimiento económico sustentable, incluyente y sostenido, empleo pleno y productivo y trabajo digno para todos; promover infraestructura e industrialización sustentable e innovación; reducir desigualdades dentro y entre países; convertir en seguras, incluyentes y sustentables a las ciudades y a los asentamientos humanos; promover patrones de consumo y producción sustentables; atacar el cambio climático y sus impactos; conservar y promover el uso sustentable de los océanos, mares, y recursos marinos; proteger y promover el uso sustentable de los ecosistemas terrestres, detener la desertificación, la degradación de la tierra y la pérdida de la biodiversidad; alcanzar sociedades pacíficas e incluyentes, acceso a la justicia para todos, e instituciones efectivas y capaces; fortalecer los mecanismos de implementación y la alianza mundial para el desarrollo sustentable.

El listado anterior parece una enumeración de buenos deseos y exhortos a la voluntad de los países. Sin embargo, los ODS parten de un concienzudo diagnóstico de las crisis en el planeta y abordan, de manera muy concreta, las prioridades globales para alcanzar la sustentabilidad del desarrollo. Todos se articulan entre sí y requieren para su implementación ajustes muy profundos en las políticas económicas, sociales y ambientales, tanto globales como nacionales. De ahí la importancia de estos Objetivos. En realidad, representan el piso aspiracional que todos los países deberían lograr para vivir en armonía dentro y entre las sociedades y con el medio ambiente. Priorizan el bienestar social y lo condicionan a recuperar y mantener un medio ambiente sano. Reconocen a la naturaleza como la base material del desarrollo y establecen metas concretas para su protección y uso sustentable.

Este nuevo instrumento facilitará hacer operativo el desarrollo sustentable, ya que cada objetivo va acompañado de metas específicas y de indicadores para medir avances y resultados. Los Objetivos de Desarrollo Sustentable deberán convertirse en el eje de la programación del desarrollo de los países. Esperamos que, al medir la sustentabilidad y transparentarla, el discurso sobre el desarrollo sustentable pase de la demagogia a la realidad.

Fuente: Hemeroteca