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La crisis hídrica (2ª parte) La desigualdad

La crisis del agua es múltiple y todo indica que se agravará las próximas décadas. En ella convergen dimensiones sociales y ambientales, económicas y de gestión pública, y también atañe a grandes dificultades políticas y de convivencia humana. En la entrega anterior (La crisis hídrica 1°) se documentó que la emergencia que se vive en algunas ciudades y zonas metropolitanas es una realidad constante en la mayor parte de los estados, y que en 15 entidades ni la mitad de la población recibe agua diariamente dentro de sus viviendas.

Escrito por:  Enrique Provencio D.

La carencia en la disponibilidad continua es uno de los rasgos del incumplimiento del derecho constitucional al agua, pero no es el único, pues también hay insuficiencias de volúmenes abastecidos entre centros de población, de calidad y de equidad, entre otras. En cuanto a la calidad, el panorama es contrastante, no solo entre regiones y ciudades, sino entre lo que reportan las autoridades y lo que registra la percepción de las personas que son usuarias de los servicios.

La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), que levanta el INEG cada dos años, mostró en su edición de 2021que la satisfacción promedio nacional con el servicio de agua potable fue de 53.7 por ciento, menor en 2.3 puntos porcentuales que en 2019, por cierto. El nivel general de satisfacción es de por sí bajo, pero como se puede ver en la gráfica siguiente, en 13 estados el indicador está por debajo del 5º por ciento. Las cinco entidades mejor calificadas promedian 72 por ciento en satisfacción por el servicio.

Nivel de satisfacción con el servicio de agua potable en 2021, nacional y por estado. %. Promedio nacional: 53.7% (línea horizontal)


Fuente: elaborada con datos de: INEGI, 2021. Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2021. https://www.inegi.org.mx/programas/encig/2021/#Documentacion

El contraste es mayor si se consideran otras características, y quizá la más indicativa sea la de potabilidad, referida como el agua que “es bebible sin temor a enfermarse”.  En este indicador el promedio nacional fue de 24.4 por ciento. Los estados coloreados en rojo van desde 1.9 en Tabasco, hasta 15 en Puebla. Como la encuesta aplicó en ciudades de más de 100,000 habitantes, no informa sobre las áreas rurales y centros de población menores, donde las respuestas probablemente podrían ser más bajas, al menos en algunas entidades.

Porcentaje de población de 18 años y más que refirió que el agua potable en su ciudad es bebible sin temor a enfermarse, por entidad federativa. 2021.


Fuente: INEGI, 2021. Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2021. https://www.inegi.org.mx/programas/encig/2021/#Documentacion

Conocer la calidad del agua suministrada a las viviendas es algo complejo, como todos sabemos por experiencia, y la información general sobre el estado de las aguas nacionales requiere conocimiento experto, como se puede apreciar en el Sistema Nacional de Información Ambiental https://bit.ly/3OhPBNf y en otras fuentes. Si uno se atiene a los datos de potabilización y desinfección del agua suministrada por los organismos operadores, puede quedarse más tranquilo, pues parecería que al abrir las llaves saldrá líquido confiable.

Lo que nos informa la ENCIG remite a una realidad en la que el agua no cumple con el requisitos de ser salubre, y para la mayoría de la población de las ciudades, se corre el riesgo de contraer enfermedades si se bebe directamente. Esta es una de las razones, además de la insuficiencia y precariedad del suministro, que orilla a la compra de agua embotellada, muy cara y no siempre confiable, con un gasto que gravita proporcionalmente más en la población de menores ingresos y en las zonas más pobres.

La desigualdad en el acceso efectivo al agua es tan notoria como visible en el territorio, en los mapas municipales y estatales, y sobre todo por colonias y áreas incluso más pequeñas. Cuando se hace más patente la crisis del agua afloran más esas desigualdades en el acceso efectivo, en la cobertura y en la calidad, en la continuidad y en la presión del suministro.

El acceso efectivo al agua no es ni debe ser visto como un enunciado formal y menos como retórica. Como lo han dicho Alejandra Rabasa y Raúl Medina, del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,  https://bit.ly/3A1D7VA   es un derecho interdependiente con la salud, el bienestar y otros aspectos clave de una vida digna, así como de la equidad y el ambiente sano. Remite a temas concretos de la gestión, de la obra y la inversión pública. Sobre estos y otros elementos de la crisis hídrica tratarán otras entregas del tema aquí en México Social.

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